Esta semana saltaba la ansiada noticia de que la Unión Europea publica en su Diario Oficial la inscripción en el registro comunitario de la Denominación de Origen Protegida Papas Antiguas de Canarias, lo que supone el reconocimiento a la calidad diferenciada de un producto propio del Archipiélago debido al medio geográfico y a las prácticas tradicionales de cultivo.

Sin duda, un hito a la hora de poner en liza y dar relevancia a una tipología de tubérculos única que no solo jugó un papel en la nutrición del pueblo canario, sino que en los últimos tiempos ha servido de indiscutible icono en el panorama culinario nacional e internacional, y motivo de inspiración para los fogones de los más insignes astros de la cocina.

En el pliego de condiciones de la DOP se establecen las 29 variedades de papas protegidas -entre las que se encuentran la colorada, la negra yema de huevo, la azucena negra, la bonita ojo de perdiz, o la terrenta-, así como sus características fisicoquímicas, forma, tamaño, color de la piel y de la carne.

Se determinan también los métodos de cultivo, recolección y transporte, así como las normas de acondicionamiento y envasado.

El ICCA (Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria) será la autoridad encargada de la verificación del cumplimiento de estos requisitos y del control y certificación del producto.

Los cultivares locales de papas antiguas de Canarias no sólo son un patrimonio genético de incalculable valor, sino, además de su protagonismo en la cultura gastronómica de las Islas, un importante patrimonio etnográfico y socioeconómico, ya que están estrechamente ligados a multitud de usos y costumbres típicos de los agrosistemas tradicionales de las Islas, además de contribuir al mantenimiento de las rentas de los agricultores que las han conservado. A través del instituto, se han gestionado también la protección europea para otras producciones como el plátano, el gofio o la miel, que gozan ya de una protección nacional transitoria a la espera de que la Comisión Europea tramite el reconocimiento definitivo.