Una vez más, parece ser que se ha perdido la memoria histórica en el Ayuntamiento de La Laguna, ya que nadie se ha percatado de que su caserío más antiguo, ubicado en las cumbres de Anaga y de nombre Chinamada, cumple 515 años de historia.

Los habitantes de este enclave primero vivieron en las cuevas del barranco, donde antes habitaron los guanches, y con el paso de los siglos y hasta la actualidad, en otras excavadas en la montaña.

Este aniversario, según determinados sectores sociales, podía recordarse con un acto sencillo, que destacara el caserío como un destino turístico rural.

El origen de este núcleo poblacional data de 1497, aunque aparece de forma oficial en las Datas de Tenerife en el año 1506, cuando el adelantado Alonso Fernández de Lugo repartió cuatro cahíces de tierra de sequero en la zona conocida como Chinamada, encima de Aramuygoy, debajo de Acades.

Aunque en la actualidad el caserío no acoge a más de 30 habitantes (unos viven en la zona y otros acuden al lugar los fines de semana), el índice poblacional más elevado de Chinamada se remonta a 1950, cuando se contabilizaron unos 86 habitantes.

En 1866 se registró un descenso paulatino de la población, fenómeno que se acentuó en el periodo 1910-1930, si bien entre este último año y 1935 (con 50 y 74 habitantes, respectivamente), el caserío conoció un crecimiento en el número de vecinos, coincidiendo con el momento en el que la II República se instauró como forma de Gobierno.

De 1950 a 1980, y como consecuencia del aislamiento de estos enclaves rurales y la implantación de los nuevos hábitos de vida, el caserío de Chinamada vivió los efectos del éxodo y la emigración.

Al decidir los antiguos habitantes abandonar las cuevas aborígenes, se trasladaron a la parte alta y construyeron pajales que luego abandonaron, porque eran pasto del viento o los incendios.

Esta circunstancia llevó al chinamadense a crear un tipo de hábitat muy peculiar: la cueva excavada en la roca, trazando unos cuadrados, conocidos como roces, a los que, con pico y mandarria, se les practicaba un surco en el contorno donde se colocaba una cuña que, golpeada y mediante presión, hacía saltar el bloque rocoso.

Con la práctica de este sacrificado sistema de construcción, el cabuquero obtenía una oquedad que labraba hasta conseguir la distribución perfecta del perímetro de un hogar.

La agricultura y la ganadería, fundamentalmente rebaños de cabras, fueron las principales actividades de los habitantes del lugar.

Chinamada ha sido objeto de referencias por parte de personajes ilustres como Sabino Berthelot o Fernando García-Ramos y las crónicas reseñan que acogió en su momento una era comunal y un horno de pan, hoy desaparecidos.

Topónimos guanches

Como zonas populares que conservan topónimos guanches destacan Acadan, Aramuygo, Azate, Huaida, Pachila, Tedija y Tezegid.

En el pasado, los Carnavales se celebraban a lo grande, con degustación de torrijas y parrandas, siendo notorio que se recorría el camino hasta Punta del Hidalgo en busca de conchas de lapas, que eran utilizadas como chácaras.