Fiel a sus máximas existenciales, fundamentadas en un explícito y orgulloso conservadurismo ("en EEUU siempre votaría a los republicanos"), en su apuesta por el orden y los principios cristianos, José Rodríguez afronta un nuevo reto como director de EL DÍA con un cambio de diseño y un relanzamiento del proyecto pese a la crisis. Según recalca, los lectores han de tener claro que este periódico "nunca les engañará. Es una empresa totalmente familiar en la que no dominan los constructores, ni los plataneros ni ciertos comerciantes. Estamos al servicio del pueblo".

¿Por qué este cambio?

Antes que nada, aclaro que EL DÍA está, con viejo o nuevo diseño, al servicio de sus lectores, de Tenerife y de Canarias. Y se acabó, para que no se piense en España.

Pero, ¿urgía una nueva etapa?

Llegamos a un punto delicadísimo. De haber dado un paso más, hubiéramos caído en el abismo. Fuimos prudentes y evitamos que algún granuja político de los muchos que gobiernan y se maman el esfuerzo del pueblo, los pobres, los niños... nos diera el empujón y cayéramos hasta donde no pudiéramos salir.

¿Puede afirmar que hay periódico EL DÍA para mucho rato?

En EL DÍA, hemos pensado que en el mundo no hay crisis. En Europa, se ha superado la crisis, que tiene mucho de teórica y de lucimiento de los economistas...

Bien, pero el paro es evidente, por lo menos en el Sur europeo...

Las cifras del paro no dicen mucho, ya que, de hacerlo, las Islas hubieran fenecido porque las cantidades a las que nos ha conducido el malhadado Gobierno de Rivero hubiesen acabado con ellas...

¿Cree que Canarias se sostiene en gran parte por la economía sumergida y las familias...?

Mientras haya impuestos como los que tenemos, rapiñadores, voraces y persecutorios, habrá economía sumergida. Siempre admiré al presidente norteamericano Ronald Reagan porque rebajó los impuestos y quitó los abusivos...

En línea con Thatcher y la revolución conservadora de los 80...

Thatcher, más que economista, fue una mujer valiente y guerrera que se opuso a los escandalos de los Trade Union (sindicatos) y les ganó la partida. El sindicato tiene su razón de ser si sigue a los gremios medievales, la agrupación de trabajadores de un oficio para defender sus intereses, familia y comunidad. Los Trade Union, como los sindicatos que padecemos en España, son escandalosos, de pancartas, banderas, pititos y jamón serrano en los restaurantes de lujo.

Volvamos a EL DÍA...

Bien, pero estos principios explican también ese cambio, que se debe a que queremos permanecer y cumplir otro siglo, y que yo lo vea.

¿Cuál es su mensaje hacia los lectores en esta nueva etapa?

En 1991, recogí un diseño en San Francisco ágil, de lectura fácil y rápida que actualizamos ahora. A los lectores, les pido que confíen en EL DÍA, que no les mentirá ni engañará con falsas posiciones porque es una empresa familiar cuya propiedad actual siempre se ha dedicado a la prensa. Aquí no dominan ni los constructores, ni los plataneros ni comerciantes de tal o cual actividad. Es un periódico entregado al pueblo canario, que debe confiar en que será libre, con su justicia, hacienda, constitución y una mejora notable por su riqueza intrínseca, la del propio canario, y la que nos da la tierra y nuestra posición estratégica. Hoy, solo hay malestar y miseria.

Como Franco, otra cosa es que acertara, ha dicho que dejará su sucesión aquí "atada y bien atada...".

No lo digo, qué va. Si nos coge con directivos flojos, sin voluntad, y nos tropezamos con un Paulino destructor, el futuro de la empresa no está atado ni bien atado. Con las leyes con las que nos regimos, sí, pero todo depende, como siempre, de la economía. Franco dijo: "Después de mí, las instituciones", pero le fallaron las instituciones. Yo digo: después de mí, mis hijos, y al personal, que sea consciente, trabajador y extranjero, entendiendo esto último por las costumbres civilizadas de los extranjeros, no el jolgorio, pancartas, comités, desayunos, cigarritos...

¿Alguna vez pensó que EL DÍA llegaría al liderazgo regional, que se produjo de golpe, en 2006, subiendo desde el tercer puesto en el EGM?

Nunca, porque, por razones de funcionalidad, el liderazgo lo llevaba un periódico de Las Palmas, La Provincia, que nació por el ansia de ser importante en esa Provincia, que no existía y que surge en 1927 con la desgraciada separación del dictador Miguel Primo de Rivera. Una separación que adoptó por dictador, sin Parlamento. Desde entonces, los canarios de esa Provincia empezaron a crecer, a envalentonarse y pensar que eran únicos y grandes en el mundo. Ahí nació la pugna. Nunca pensamos en ser líderes porque, en Tenerife, vender un periódico es dificilísimo por su orografía, cosa que en Las Palmas no ocurre porque toda la isla está en esa ciudad.

Pero, ¿le sorprende haberse mantenido líder siete años?

No, porque hacemos un periódico que, por sí y por el esfuerzo de los trabajadores, lo merece. Sí me sorprende que no se haya tomado nota de nuestra primacía para rapiñar lo que es de Tenerife, EL DÍA. Me sorprende que los canariones no hayan rapiñado ese liderazgo.

¿Y la TV y la radio, también tienen futuro en esta Casa?

Es un futuro más limitado, pero, si EL DÍA no tiene TV ni radio, carece de la importancia total y general que posee. Incluso, necesita de internet...

Por mentar la red, ¿le ve futuro al periodismo en papel?

Creo que el papel de prensa, como el libro, será permanente, con grandes modificaciones, pero seguirá. De los periódicos se dice que son la prensa del sosiego, que se compra por la mañana para saber lo esencial, pero que se lee al mediodía, por la tarde o la noche.

¿Cree que, con los jóvenes, internet y las redes sociales, esos hábitos se mantendrán 20, 30, 40 años?

Vislumbrar el futuro es muy difícil. Insisto, el papel seguirá porque el lector querrá los periódicos para sus momentos de sosiego, como quiere el libro para conocer, estudiar... No creo que desaparezca. Puede sufrir transformaciones, pero conviene recordar aquello que afirmó un famoso economista cuyo nombre no recuerdo ahora, creo que fue Adan Smith, nada se crea ni destruye, solo se transforma.

¿Usa internet, facebook...?

Los uso poco. Uso la prensa y la TV en mis ratos de sosiego, menos internet y muy poco la radio.

¿Y utiliza móvil, tiene móvil?

Tengo uno, pero no sé ni cuál es el número. Lo uso cuando hago un viaje o me ausento y quiero estar en contacto con alguien.

¿Cuál ha sido su mayor acierto y error en su trayectoria editorial?

El mayor error lo cometí al decir sí a la continuidad de una persona. Le firmé la renovación durante 10 años y, desde entonces, se convirtió en un déspota. Lo consulté, me dijeron que lo íbamos a tener siempre y firmé, pero, al día siguiente y ante una puerta, me dio la espalda y salió primero porque era la autoridad. Mi mayor acierto no es mío, sino de Dios: haberme dado la cabeza y la lucidez que tengo, mi amor por la familia y las personas que me rodean y las que hacen bien a los canarios y a la humanidad.

¿Cómo ve el periodismo actual?

Hay periodistas activos, conocedores, gandules e ignorantes, y eso se ve a diario. El periodismo de ahora, auxiliado por los medios de composición que existen, es mejor que el anterior, el de las galeradas de plomo y la estereotipia. Sin embargo, y a pesar de las ventajas, ya que la noticia llega dada y redactada, no sabe aprovecharlo para producir más, mejor y en menos tiempo.

¿Por incapacidad, desidia...?

En muchos casos, por ruindad, porque, para algunos, a la empresa hay que machacarla por sistema.

¿A qué periodista cree referente?

Como citar al Caudillo ahora es un pecado, citaré a tres grandes periodistas de su tiempo, que sabían informar, escribir y emplear la gramática clásica y la propia, pero comprensible y amena: Emilio Romero, Leopoldo Alas Clarín y Antonio Izquierdo, de El Alcázar.

¿Y a escala regional o insular?

El mejor no era solo periodista , sino escritor: Leoncio Rodríguez, quien, de haber nacido en Europa, sería un nombre importante en cualquier diccionario de todas las lenguas. También Domingo Rodríguez, su hermano, Álvarez Cruz, Nijota, Pimentel... De la actualidad, prefiero que me dejen tranquilo porque no me quedo con ninguno.

En fin, gracias por lo que nos toca... Se arrepiente de ayudar a ATI, ¿cuándo se da esa desilusión...?

Como mi amigo Antonio Cubillo, que cuando hacemos esta entrevista (pasado lunes) está en capilla ardiente, soy un patriota. Dicen de Cubillo, aunque no lo creo, que fue una persona violenta. Sí fue violento en palabras, como yo lo soy en líneas de prensa. Pero es una violencia pacífica. Predico el pacifismo de Gandhi: obtener lo que se desea por la razón, la lógica y el patriotismo. Lo que quiero es la independencia. ¿Cómo podemos ser españoles si, geográficamente, no estamos en Europa?

Sin embargo, usted comienza a exigir la soberanía en 2006. ¿Qué cambió y por qué rompe con CC?

El motivo quizás es fútil, pero existió. Fue una reacción ante la permisividad de los políticos tinerfeños ante la grandeza de la falsa Gran Canaria, apoyada por España. Eso me hizo dar un cambio de conducta, más que de pensamiento, que siempre fue guanche. El punto de inflexión fue esa permisividad a los desafueros de Las Palmas. Por eso propugno que Canarias sea libre e independiente por derecho natural, divino, político y geográfico.

Se le reprocha que, durante mucho tiempo, defendiera a Franco, que justificó su Golpe, entre otras cosas, por la ruptura de España...

Qué va, nunca. Me lo reprochan porque son ignorantes y no me conocen. Hay una sentencia de Epicteto, siglo I, que recuerdo desde pequeño: "Esos hombres hablan mal de mí porque me conocen poco; si me conocieran mejor, hablarían peor". Nunca defendí al Caudillo. Yo, el periódico y mi familia fuimos víctimas suyas. Es cierto que en la cabecera apareció el yugo y las flechas y lo del Movimiento, pero fue una imposición que nos hacía maldecir el régimen hasta que, con mi escasa o inteligencia superior, rescaté el periódico de las garras del Movimiento.

También se le censura que, al tiempo que pide la independencia, critique tanto a Gran Canaria. ¿Cómo sería su Canarias ideal?

El problema es que, cada vez que escucho lo de Gran, como ahora, digo: ¡mentira! La isla se llama Canaria. Los que me reprochan cosas me conocen poco. No puedo ser objeto de reproches porque mi conducta ciudadana, familiar y moral no lo motiva; siempre ha sido recta. Mi Canarias ideal sería medio federalista; por supuesto, una república independiente, con la denominación de Islas Canarias o Canary Islands si, como amenazan algunos, se abandona la cultura y lengua española si pronto no somos libres. Cada Isla la gobernaría su cabildo y habría una mancomunidad de cabildos, donde todas las islas serían iguales, aunque distinguiéndose la de mayor superficie, población, riqueza y encantos, que asumiría la capitalidad. Es decir emplear el sistema universal. Nada de rotaciones ni biprovincias, pues somos muy pequeños para dos provincias.

Imagino que apuesta por un sistema democrático, con partidos, sindicatos, comités de empresa...

Sería el sistema civilizado de la democracia occidental, pero no la falsa democracia. Habría partidos y sindicatos, pero no los de hoy, sino formados en la escuela democrática yankee, alemana, inglesa y francesa, derivadas de la democracia griega. No basados en la democracia española actual, que es falsa, perversa y que, incluso, ha trasladado las malas costumbres a instituciones tan respetables como la justicia.

También se cree incongruente su loa al Ejército español. ¿Cómo se defendería una Canarias libre?

Sin ejército. Suiza no tiene, ni Costa Rica. ¿Quién nos va a atacar y qué ejército puede contrarrestar un ataque procedente de Marruecos, España o de donde sea? La soberanía se asentaría en los foros internacionales, en la ONU, la OTAN...

José Rodríguez asegura que el principal sueño vital que se le ha cumplido es presidir la empresa de su tío. "Nunca imaginé que la presidiese y que sea hoy propietario mayoritario, junto a mis hijos y mi nieta". Respecto a su mayor frustración, admite sin dudarlo que consiste en "no terminar una carrera. Por necesidades económicas y al ser hijo de viuda, fui mantenedor de mi familia desde los 15 años. No hice servicio militar ni pude hacer una carrera. Ya de mayor, obtuve dos títulos de enseñanza media, con sus correspondientes reválidas: Perito Mercantil y Graduado Social. Cuando quise hacer la carrera superior que me gustaba (lengua), tenía 40 años, me faltaba tiempo, me fallaba la memoria para el estudio, que no la vital, y tropecé con el latín y el griego, que no me entraban. Me quedé sin hacer Filología francesa, idioma que dominé porque pasé mucho tiempo en Francia".

Por su peor recuerdo no puede reprimir que se le rayen los ojos. "Me vi flotando porque no me creía lo sucedido. Se produjo cuando un cirujano que intervino a mi hijo, que tenía una cardiopatía congénita, me dijo que había fallecido durante la intervención. Tenía 32 años y mi mujer no vio el niño muerto, no podía verlo". Lo mejor de su vida, "nacer en una familia con muchos tíos y primos por ambas partes".

El recuerdo que quiere dejar lo sintetiza así: "Deseo que se me vea como un luchador por la libertad de la Isla y como un hombre honrado, cabal y útil".

Políticos de ayer y hoy

Rodríguez rechaza que su enemistad con Rivero se deba al Premio Canarias de Comunicación. "Sí digo que ese galardón se le ha dado a muchos chisgarabís de Las Palmas, algunos formados en El DÍA, y no a la mejor y mayor empresa. Es incomprensible e irracional". Eso sí, preguntado por cuál ha sido el político que más le ha decepcionado, cita inmediatamente a Rivero, mientras que lamenta no poder nombrar a uno que le sorprendiera para bien. Algo parecido dice sobre los presidentes regionales, de los que no destaca ninguno, aunque sí a dos insulares, "José M. Galván Bello y Andrés Miranda, que fue valiente y se enfrentó a un ministro de Franco". Respecto a Santa Cruz, elogia a García Sanabria, "al que nadie le ha llegado a la suela del zapato", censura que los alcaldes de la democracia hayan sido "unos mentirosos incapaces" y que ahora "solo haya marionetas".

El día más duro, un sueño cumplido y una frustración

José Rodríguez asegura que el principal sueño vital que se le ha cumplido es presidir la empresa de su tío. ?Nunca imaginé que la presidiese y que sea hoy propietario mayoritario, junto a mis hijos y mi nieta?. Respecto a su mayor frustración, admite sin dudarlo que consiste en ?no terminar una carrera. Por necesidades económicas y al ser hijo de viuda, fui mantenedor de mi familia desde los 15 años. No hice servicio militar ni pude hacer una carrera. Ya de mayor, obtuve dos títulos de enseñanza media, con sus correspondientes reválidas: Perito Mercantil y Graduado Social. Cuando quise hacer la carrera superior que me gustaba (lengua), tenía 40 años, me faltaba tiempo, me fallaba la memoria para el estudio, que no la vital, y tropecé con el latín y el griego, que no me entraban. Me quedé sin hacer Filología francesa, idioma que dominé porque pasé mucho tiempo en Francia?. Por su peor recuerdo no puede reprimir que se le rayen los ojos. ?Me vi flotando porque no me creía lo sucedido. Se produjo cuando un cirujano que intervino a mi hijo, que tenía una cardiopatía congénita, me dijo que había fallecido durante la intervención. Tenía 32 años y mi mujer no vio el niño muerto, no podía verlo?. Lo mejor de su vida, ?nacer en una familia con muchos tíos y primos por ambas partes?. El recuerdo que quiere dejar lo sintetiza así: ?Deseo que se me vea como un luchador por la libertad de la Isla y como un hombre honrado, cabal y útil?.