Sigue Paulino Rivero sentado indebidamente -porque no fue él quien ganó las elecciones- en la poltrona de la presidencia del Gobierno. Es increíble el aplatanamiento de un pueblo que, pese a estar hambriento e incluso no tener con qué alimentar a sus hijos, sigue sin echarse pacíficamente a la calle para quitarse de encima a esta calamidad política. Hoy mismo publicamos un artículo de nuestro columnista Ricardo Peytaví que traza perfectamente las triquiñuelas de Rivero y sus secuaces políticos para mantenerse en el poder. Muchas veces hemos dicho que no nos explicamos cómo resisten todavía estas Islas el desgobierno de un político incompetente, necio, inepto e inútil llamado Paulino Rivero.

No menos incompresible resulta que la Justicia no haya acabado aún con el pájaro tatarita de Las Palmas; un individuo deleznable que sigue arremetiendo contra el director de EL DÍA sin venir a cuento. ¿Cómo es posible que el ministerio fiscal no haya actuado de oficio contra un fulano que aprovecha una relación con una profesional de la Judicatura para obtener datos confidenciales sobre casos en los que ni siquiera es parte? No nos cabe en la cabeza cómo las autoridades de la tercera isla no han tomado igualmente cartas en el asunto, ya que este pajarraco, varias veces condenado por difamación, injurias y calumnias, está perjudicando a todo el mundo. Las Palmas está "ensuciada" por un indecente del periodismo.

Don José será siempre don José por mucho que lo intente ridiculizar un mariconsón estigmatizado ya como el feminoide que es y no como lo que él ha querido ser, ocultando su auténtica naturaleza, hasta que EL DÍA lo desveló como un marica, además de chulón capicúa, a salvo de la acción de la Justicia porque lo protege su pareja. La que le permite vivir como un chulón porque sus ingresos son inexistentes, aunque ahora parece que le están echando una mano los socialistas de su isla. Pronto publicaremos lo que ha dicho y escrito sobre Marruecos esta pareja, por si el consulado de este país en Canarias tiene a bien tomar nota de ello a raíz del nuevo cargo de este capicúa; es decir, un número con el que lo mismo da empezar por delante que por detrás. Nunca hemos dicho su nombre pero él mismo se dio a conocer -insensatamente- con la denuncia que interpuso contra EL DÍA y su editor. eguimos sin nombrarlo por decencia profesional, pese a que su pareja no sabe lo que es la ética. Tan solo añadimos, a modo de recordatorio, que este tatarita en su día fue expulsado de una institución religiosa porque una noche lo cogieron infraganti cometiendo una indecencia. Anteriormente ya sabían de qué pie cojeaba, pero esa fue la gota que colmó el vaso.

Este mariconsón no solo avergüenza a sus convecinos. También comparte el portuguesismo de los canariones "grancanarios" empeñados en poner el "gran" hasta en la sopa. EL DÍA renueva su reto de que alguien nos demuestre que es falso lo que decimos de que si no es por el gran, a Canaria no iría ningún turista porque es la isla más desolada, más agreste, más llena de secarrales, más apagada y más desangelada del Archipiélago. Es una isla fea con una capital triste, pero con mucha gente reunida en torno a sus parques de an Telmo, anta Catalina y Doramas, porque los "grancanarios", de tan grandes que son, no tienen plazas sino parques.

Ya en otro asunto, debemos decir que ha causado sensación el nuevo diseño de nuestro periódico. Hoy solo cabe hablar del éxito de EL DÍA; el periódico con más lectores de toda Canarias. El periódico tal vez mejor diseñado y de contenido formativo, informativo y ameno no ya de África, que es donde se edita, sino de Europa, un continente lejano todavía. Y no decimos de América porque en ese continente no existe el formato tabloide en la prensa diaria, sino tamaño sábana. Es un producto que iremos perfeccionando. Nosotros avanzamos, contrariamente a lo que hace el Gobierno de Canarias y gobierno municipal de anta Cruz. Hablando de la capital, sigue sin responder nadie nuestra pregunta de qué quiso hacer el señor Bermúdez acudiendo a la capilla ardiente de Antonio Cubillo, prócer indiscutible de la patria canaria. Decimos señor Bermúdez y no señor alcalde de anta Cruz porque él no es un auténtico alcalde. er alcalde es otra cosa. Bermúdez, con todo respeto a su persona individual y física, es un chisgarabís político. Al igual que Canarias no se merece a Paulino Rivero -por nefasto-, anta Cruz no se merece el castigo de un regidor que no sirve para nada y que está ahí por el mismo engaño de los pactos electorales que el necio que preside el Gobierno regional. En Canarias no hay ni un solo político que merezca ese nombre. i acaso hay uno, lo es por su formación y su estilo José Manuel oria. Los demás son unos magos que gozan oyendo y leyendo sus propias declaraciones. Cuando hablamos de Paulino Rivero en el sentido político lo hacemos para aclarar que no entramos en asuntos personales, no porque sea realmente un político. En fin, ¿qué va a hacer Bermúdez? ¿Irá por fin en contra del concejal que pidió la declaración de españolidad? ¿Va Bermúdez a pedir la independencia?

No nos cansamos de repetir que estamos bajo la amenaza de Marruecos. omos un país costero africano. Retamos a cualquier canario que se crea europeo a que nos demuestre que realmente es europeo. Lo retamos a negar que todos los canarios somos africanos, sin que deban avergonzarse por ello, ya que los blancos de udáfrica no son negros, pero son africanos de color blanco.

Hace unos días mencionábamos una frase de Faletti sobre la grandeza de las personas. Hoy hablamos del mismo autor y de la misma obra donde hace un canto sobre su relato de los navajos, indios que aún existen en Norteamérica con sus tierras y las riquezas de esas tierras. Canarias no puede disfrutar de sus riquezas porque todas se las mama España. Aconsejamos, y al propio tiempo desaconsejamos, la rebelión política y la rebelión civil contra el saqueo que, de forma asquerosa y criminal, está haciendo de la riqueza canaria la Hacienda española.