Textos: Juan José Ramos (@juanjo_ramos)

Álvaro Cervera habla con naturalidad. No elude tema alguno y se "moja" si es preciso. Ayer dejó clara en ABC Punto Radio El Día su predisposición a renovar por el CD Tenerife, dejando en un segundo plano cuestiones como la parcela económica. También abordó el momento futbolístico del equipo, asumiendo que "sería de tontos" repetir actuaciones como la de Fuenlabrada.

Me ha sorprendido un poco. Era una comida con Miguel Concepción y Quique Medina que ya estaba prevista. Salieron algunos temas y uno de ellos fue este. Me gustó la forma de sacar el tema del presidente porque veníamos de tres semanas en las que el equipo no ganaba. Y eso a un entrenador le agrada porque se piensa más a largo plazo.

¿Le sorprendió que el presidente sacara el tema? Es verdad que los dirigentes se suelen poner nerviosos. Pero yo lo noté tranquilo, conciliador y sí me sorprendió su convicción. Él cree que puede ser un proyecto bueno que yo sea el entrenador más allá del 30 de junio y eso se agradece.

¿Y cuál es su predisposición? La mía es total. Lo he dicho siempre: que me gustaría seguir en el Tenerife. Los entrenadores tenemos que pensar en el futuro. Si se deja esto para cuando se sepa si ascendemos o no, a lo mejor es tarde.

Pero es lo más habitual. Muchas veces en el fútbol lo habitual es hasta perjudicial porque se toman decisiones en caliente que luego se demuestran erróneas. Por eso, la extrañeza y la ilusión. Porque se acuerdan de ti por tu trabajo, tu talante, tu forma de llevar el grupo... Coincido más con esta forma de trabajar, aunque cuando no esté trabajando piense distinto (bromea).

¿Ayudaría una renovación rápida? En el ambiente no lo sé. Habrá gente que le guste lo que ve y gente que es más resultadista y pensará que sí siempre que se ascienda. Yo creo que ayuda porque te vas a dirigir a gente que sabrá que el día de mañana vas a estar tú y que vas a formar parte de las decisiones.

¿Y si renueva y no se sube? Hacer nueve meses buenos y perder un ascenso por una decisión arbitral o un mal partido no puede tirar por tierra todo lo demás. Así que depende. Hay que intentar manejar un equipo que esté bien, que no haya muchos altibajos y con eso al final estoy convencido de que estaremos en Segunda División más pronto que tarde.

¿De qué depende la renovación? La cuestión económica es totalmente secundaria. El club vive momentos más intranquilos, pero habiendo predisposición, eso pasa a un segundo plano. En el número de temporadas, no tengo ni idea. Tampoco se puede hipotecar un equipo de fútbol a muchos años. Me gustaría que fuera a varios porque los bandazos no aseguran nada.

¿Ayudará esa estabilidad al Tenerife para ascender? En otras ligas se da cierta estabilidad a la figura del director deportivo o del entrenador. Con el tiempo suele dar resultados. Es la fórmula ideal, aunque soy parte interesada. Los clubes deben tender a creer en los proyectos y darles un margen para conseguir los objetivos. El del Tenerife, no nos engañemos, es ascender.

¿Percibe que su mensaje y su fútbol han calado en la afición? No lo sé. Al principio sí me dio la sensación de que la gente estaba con el equipo. Quizás por el cambio con respecto al año pasado: grupo unido, jugadores importantes... Luego, con los malos resultados, un poquito menos. Pero pueden estar tranquilos porque en este equipo se puede confiar. Aquí nadie se va a relajar. Mi gran reto es que la gente sienta al equipo como suyo. Que cuando vaya al Heliodoro, gane o pierda, demuestra unas señas de identidad muy marcadas.

¿Se quebraron esas señas de identidad en Fuenlabrada? Se quebraron al cien por cien, pero lo sabemos. Lo malo sería que no nos hubiéramos dado cuenta o que los jugadores no lo entendieran. Ellos saben que nuestra filosofía no es la de Fuenlabrada. Si vuelve a pasar es que somos tontos, porque todos sabemos lo que se hizo mal.

¿Se acabó el bache o la crisis? Crisis no creo. Hubo un parón de sumar puntos. Hubo una crisis de identidad en Fuenlabrada, quizás motivada por los pocos puntos conseguidos ante el Sporting B o el Oviedo.