El popular y emblemático bar La Cueva, ubicado en la lagunera calle del casco Tabares de Cala, cerró sus puertas el pasado día 24 al público al jubilarse sus propietarios, Arturo López Pérez y Gustavo Rodríguez León, quienes, junto a sus clientes, protagonizaron escenas de sentimiento, por todo lo que ha significado una gran parte de sus vidas de entrega a ofertar profesionalidad, una excelente gastronomía y, por encima de todo, un trato especial.

Eran las 11:00 horas y aún faltaba mucho tiempo para el brindis con los clientes, amigos y público en general. En una mesa hablamos con los propietarios, quienes dieron a conocer los valores del bar y sus vivencias.

Arturo López Pérez, de 67 años, informó que el primer dueño del bar fue Eusebio García Barroso, que en el patio de la casa donde está La Cueva fue donde construyó el bar.

Este lugar tiene una barra y seis mesas, en las que se pueden sentar seis personas, por lo que hace un total de 36 personas las que pueden consumir sentados. Ello aporta al bar un ambiente de recogimiento propicio para la intimidad, la unidad, el fomento de la amistad y la proliferación de las tertulias, que ha sido una constante a lo largo de los años.

Por La Cueva, según Arturo, han pasado tanto gente sencilla como personas que ocupan un lugar relevante en la sociedad, como, por ejemplo, Segura Clavell, Francisco Padrón (Canal 7), Eligio Hernández, José Antonio de la Torre Granados, Elfidio Alonso o el actual alcalde, Fernando Clavijo.

Aunque oferta todo tipo de comidas, la estrella es la tortilla, que, según los clientes, es única y diferente, con sus ingredientes de papas, cebolla, tomate, perejil y huevo. "El secreto -comentó Arturo López- está en hacer la fritura aparte y luego añadirle las papas y los huevos". También sobresalen sus croquetas de pescado caseras, la pata asada y el queso palmero.

Por su parte, el otro propietario, Gustavo Rodríguez León, dijo que "al cerrar La Cueva atrás quedan muchos sentimientos, y echaremos de menos el contacto con unos clientes que se han convertido, con el paso de los años, en amigos, más bien como si fueran miembros de nuestra familia".

El éxito en las ventas, según Arturo y Gustavo, "está en ofrecer al cliente, por encima de todo, cariño y un trato correcto".

En las paredes del bar no faltan tres cuadros con tres símbolos del patrimonio histórico-arquitectónico de La Laguna, como son la catedral, el santuario del Cristo y la plaza del Adelantado.

Hoy en día, está cerrado, pero en el pasado La Cueva contaba con un reservado que era lugar de encuentro para la juventud.

En el momento de la entrevista, desayunaban Cefe Martín Ramos, empresaria, y Eduardo Herrera Expósito y Cándido Marante Pérez, de la banca y profesor, de 82 y 88 años, respectivamente, que siempre fueron fieles a La Cueva por ser "como nuestra segunda casa", según destacaron.

Arturo López Pérez

COpropietario del bar La Cueva

Gustavo Rodríguez Pérez

COPropietario del popular bar lagunero