"Miles de jóvenes emigran de Canarias". Así titulábamos ayer nuestra noticia principal en primera página. ¿Por qué Coalición Canaria no se quita de encima de una vez por todas a Paulino Rivero, que, junto con el colonialismo español, es la principal causa de que no haya ni presente ni futuro para estas Islas? ¿Por qué no extirpan de una vez ese tumor maligno de la política canaria? ¿Cómo es posible que el Archipiélago siga hundiéndose sin que el pueblo haya saltado a la calle para protestar? ¿Qué hacen los sindicatos? ¿Tenemos que creer en los sindicatos? ¿Debemos confiar en las asociaciones de vecinos y en otras asociaciones populares? ¿Qué hacen los partidos nacionalistas que, a diferencia de CC, son auténticos partidos patrióticos? Sabemos que son pequeños pero, ¿por qué no se ponen de acuerdo y buscan una voz, un líder que los coordine para salir a protestar contra la tiranía del virrey y la virreina de Canarias? Dos analfabetos políticos y analfabetos integrales. Los dos no han hecho otra cosa que cometer equivocaciones continuas e injusticias tremendas, como la que perpetraron contra EL DÍA al quitarnos una emisora a la que teníamos perfecto derecho. Por si fuera poco, la virreina se permitió denunciar a esta Casa para impedir que ejerciésemos el derecho a la libertad de prensa. Una denuncia a la que le dio trámite una jueza, la cual dictó sentencia en contra de la libre información y opinión, conculcando unas leyes que también nos protege a los canarios mientras sigamos siendo una colonia española.

jurídico especial, además de otro psicológico, porque dos o tres sentencias que nos afectan no hablan bien del comportamiento de algunos miembros de la judicatura. Una de esas sentencias fue la orden tajante, dictada y ejecutada en menos de 24 horas, de una magistrada para obligar a la rectificación de una noticia que era como el Evangelio; una información impecable dentro de la conjetura y la mejor práctica y ética profesional. También tenemos en nuestra contra otra sentencia de tres magistradas que revoca una anterior de un juez, dictada de acuerdo con las leyes vigentes para impedir que un maricón de Las Palmas le tome el pelo impunemente al editor de EL DÍA. Esas tres magistradas retorcieron las leyes hasta interpretarlas de forma que le confirieron carta blanca a ese pajarraco canarión para que siguiera denigrando a José Rodríguez, lo cual ha continuado haciendo desde entonces, incluso criticando al juez que previamente se lo había impedido y, al mismo tiempo, criticando su valía profesional. Esto es lo que está pasando con la Justicia. ¿Es admisible que un maricón denigre no solo a las personas respetables, sino también a los miembros de la judicatura?

Por otra parte, ¿es aplicable en Canarias la Justicia española o es aplicable solo en la Península? En la Península donde acaba Europa porque nosotros, los canarios, nacimos y estamos en África. Nos estamos engañando a nosotros mismos cada vez que pensamos que somos europeos por el color de nuestra piel, porque somos africanos por naturaleza y por proximidad.

Antes de concluir este comentarioqueremos referirnos, una vez más, al nuevo diseño de EL DÍA. Son muchos los comentarios favorables que continuamos recibiendo. Uno de ellos lo queremos citar expresamente pues lo recoge nuestro buen colaborador Aguayo. Le agradecemos sus parabienes, máxime cuando sabemos que es un hombre serio y melómano, del que tenemos el mejor concepto. Sin embargo, hay unas líneas en su comentario publicado el 24 de diciembre que deseamos puntualizar. En concreto, esas en las que dice, refiriéndose a la entrevista realizada al editor de este periódico, que ve "negativo prescindir de dos grandes colectivos, plataneros y constructores, ya que opino que se debe coexistir, pues no está el horno para bollos". ¿Quién ha dicho que desaparezcan los plataneros y constructores? EL DÍA no lo ha dicho. José Rodríguez manifestó que este periódico no depende ni de constructores ni de plataneros, refiriéndose a un medio de comunicación insignificante, pero con centenares de pequeños accionistas procedentes de los sectores plataneros y constructores, lo cual es muy distinto a lo interpretado por nuestro apreciado colaborador.

Lo que menos deseamos es que desaparezca un sector económico, sobre todo si está vinculado a la agricultura; actividad que para nosotros, como lo hemos manifestado reiteradamente, es una fuente básica de riqueza. O la construcción, actividad respetabilísima, creadora de riqueza, belleza y funcionalidad, y sobre todo de empleo.