A estas alturas todavía se justifican: "Si los de Bankia cobraron tantísimos millones por hundir una empresa o Urdangarín todavía no está en la cárcel, no voy yo a declarar todo lo que gano, que cada vez es menos; aquí engañamos todos". Y yo le replicaba: "No lo haga por ellos (los políticos), hágalo por usted, que podrá demostrar con números que la actividad funciona, que usted gestiona una empresa solvente; podrá acceder al crédito cuando lo requiera o vender el negocio por lo que vale, llegado el momento". No me entendía, la atracción del lado oscuro es demasiado tentadora. No somos inocentes. Cualquier hijo de vecino confiesa su fechoría con total desparpajo e impunidad, convencido de su pliego de descargo, con la conciencia tranquila. Somos cómplices necesarios y, por tanto, también culpables. Un deseo para 2013: que la apología del fraude sea delito, al menos delito moral, con penas de remordimiento y un par de noches sin dormir. El fraude ya lo es y está en el origen de todos nuestros males.

El Niño Jesús. Observación de mi hija adolescente: "Si contamos los años a partir del nacimiento de Jesús, ¿por qué se celebra en diciembre? La Navidad debería caer el 1 de enero". Lógica aplastante. Sí que es inocente, claro, y ella muy lista. Demuestra la transmutación del hombre y del mensaje, desde el "ama al prójimo como a ti mismo" a tantas verdades a medias y tal caterva de excepciones. Santa, go home y a los Reyes Magos: salud, salud y salud, y lo demás te lo buscas tú.

Rajoy y Paulino. No quieren, no pueden o no saben. Me inclino a pensar que no saben y tampoco preguntan ni están dispuestos a escuchar. Y así Rajoy afirma con contundencia suicida que "no hay alternativas". No habrá dinero, alternativas siempre hay. Demuestra que en el partido en el gobierno nadie se atreve a discrepar (por algo será) y que la oposición sigue en caída libre cuando la sociedad reclama/exige nuevas ideas, solo UPyD aplica cierto sentido común (sería suficiente). No son inocentes los políticos, no. Paulino Rivero parece que (además) no quiere acometer la inaplazable reordenación de la administración pública en Canarias (fusionar ayuntamientos, etcétera) o negociar el diezmo por la extracción del petróleo, en su caso, que nos hará ricos; si no quiere habrá que destapar qué intereses defiende. Petición en post data: a los políticos, valor, valor para acometer las reformas que permitirán preservar el bienestar a largo plazo.

José Bermúdez. El nivel se lo pone cada uno. Con su forma de vestir -cholas o zapatos, camiseta o camisa, según la ocasión- con sus modales, sus opiniones y la manera de expresarlas, educación, prudencia, el saber estar en toda circunstancia. Pero Santa Cruz, las ciudades, en general, no tienen voluntad propia, vaya descubrimiento. Se dejan hacer. Contrasta el esfuerzo en la plaza de San Francisco sin los contenedores de basura (qué pena el césped artificial) con la feria de pueblo en la Alameda (solo falta el perrito piloto) o la inexplicable ocupación de la calle del Pilar, qué necesidad. Un paso "palante", dos pasos "patrás". ¿Inocente? Si tratamos a Santa Cruz como a una putita, con perdón, eso será. Usted es el alcalde, pues eso.

2012. Año de la queja, adiós y gracias.

2013. Cuanta más presunta negatividad, mayores dosis de optimismo. A todo se acostumbra uno: al molinillo del café en el bar o al extractor de humos en la cocina. Solo cuando cesan percibimos el alivio. No se olvide y no se deje engañar: el futuro aun no existe, se forja con la concatenación de nuestro comportamiento. Dos propósitos para el año nuevo: decir que no (sin acritud) y no reír la gracia al fraude.

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