Hemos de insistir en el editorial de este domingo, el último del año, en una idea que ya adelantábamos en nuestro comentario de ayer: Coalición Canaria tiene que quitarse de encima a Paulino Rivero de forma inmediata porque está en juego su supervivencia como partido y la de Canarias no ya como comunidad autónoma española, pues no nos interesa perpetuar el disfraz con el que España trata de ocultar nuestra ignominiosa situación colonial, sino como un Archipiélago susceptible de ser absorbido por Marruecos en cualquier momento. Lo repetimos: no hay más solución que la salida del Gobierno de este necio político -o su destitución si se niega a dimitir-, seguida por su expulsión del partido y su salida de estas Islas camino de un exilio vitalicio, ya que después de lo que ha hecho su permanencia en las Islas es un serio inconveniente para la convivencia de los canarios.

Aunque tanto Paulino Rivero como su mujer están ahítos de poder, todavía les parece poco. Quieren más. Quieren controlar la vida y hacienda de los canarios hasta límites inimaginables. En lo que respecta a EL DÍA, se han propuesto silenciar al único periódico que lucha abiertamente, de forma pacífica, por recuperar una libertad que nos arrebataron las tropas de Castilla y sus mercenarios hace casi seis siglos mediante una conquista que supuso un holocausto para la población aborigen de esta tierra. ¿Por qué unos políticos que se denominan nacionalistas están en contra de un medio de comunicación que quiere llevar el nacionalismo hasta sus últimas consecuencias? No lo sabemos. Es cierto que un día Rivero quiso embaucar a José Rodríguez con las mismas mentiras que Zapatero le había endosado a él. Como el editor de EL DÍA no se dejó convencer por esas patrañas, chucho con él.

Desde ese momento, esta pareja rumana no nos ha concedido ni un minuto de respiro. Nos quitaron una emisora a la que teníamos pleno derecho y se la dieron a un pajarraco de Las Palmas; a un maricón -y decimos maricón, no homosexual, porque a los homosexuales los respetamos- que se permite faltarle al respeto a personas muy honorables. Un individuo al que tenemos conceptuado como la hez del periodismo que ahora, una vez recibida la prebenda del paulinato, se ha convertido en uno de los más fervientes defensores del déspota político que preside el Gobierno regional. Presume este pajarraco de manejar a la Justicia a su antojo por la vía de su pareja, cuya carrera profesional está arruinando de forma irremediable. No es el único que recurre de forma torticera a la Justicia para manejarla a su antojo. Muchas de las sentencias y decisiones judiciales en contra nuestra parecen indicar que el matrimonio rumano obra de igual forma. La goda política que maneja el Gobierno desde la sombra ha conseguido que una juez dicte una sentencia en menos de 24 horas. Un hecho ya no solo insólito, sino poco menos que imposible, pues no hay tiempo material para hacerlo, salvo que la resolución judicial ya estuviese decidida y escrita antes de la celebración del juicio.

No nos cabe en la cabeza que un maestro de escuela, políticamente analfabeto, haya sido capaz de llegar a tanto. No es habitual que un político, y mucho menos un periodista que es la vergüenza de este oficio, tenga acceso tan fácil a las decisiones de los tribunales. ¿Es esta la Justicia que nos merecemos? No lo es porque, incluso partiendo del hecho incuestionable de que existen jueces y juezas justos, bastan unas pocas ovejas negras para que se cometan arbitrariedades. Desmanes, y que no se nos tome la expresión al pie de la letra, que no podemos consentir. Por eso hemos recurrido a instancias superiores las resoluciones que nos perjudican; entre ellas, y de forma especial, la dictada por tres magistradas que le dan patente de corso al maricón de Las Palmas para seguir denigrando a una persona de la categoría del editor de EL DÍA; uno de los hombres más homenajeados de Canarias.

Cuando decimos que Paulino Rivero es un simple maestro de escuela no estamos denigrando a quienes ejercen esta profesión. El trabajo de un maestro es esencial para el desarrollo de una sociedad culta y, por lo tanto, incapaz de votar por un incompetente, y hasta un demente político, como es Paulino Rivero. Todos nuestros respetos y elogios para los maestros. Sin embargo, no es menos cierto eso que dice un refrán de "zapatero, a tus zapatos". Paulino Rivero no tiene ni categoría, ni preparación para ser el máximo responsable del Gobierno de un país tan importante como Canarias, porque Canarias es una nación, aunque de momento carezca de estado. Una nación que, de ser dueña de unos recursos que hoy en día saquean los españoles, sería una de las más ricas del mundo.

¿Por qué se aferra al poder con tanta fuerza este matrimonio rumano? Están borrachos y ahítos de poder pero, como hemos dicho, quieren seguir. ¿Por qué?, insistimos en preguntarnos. ¿Qué intereses hay detrás de tan obstinada persistencia? ¿Intereses inconfesables? Todavía está pendiente de aclarar el asunto de México. Algo que no se cancela simplemente denunciando a EL DÍA e impidiendo que se publique una noticia que era tan pura como el Evangelio. En México las escrituras pueden ser públicas o privadas. Si son privadas, no hay forma de rastrearlas. Lo que no nos explicamos es por qué no han intervenido todavía la policía, los fiscales, los diplomáticos y hasta los políticos para aclarar este embrollo, aunque solo sea por preservar el buen nombre de las personas y las instituciones.

¿Qué han hecho Paulino Rivero y Ángela Mena por los canarios? Nada. Y son muchos los isleños que empiezan a darse cuenta del engaño. emos recibido una carta de un grupo de patriotas que le recriminan tanto a Rivero como a los miembros de su Gobierno la condescendencia que han tenido siempre con las autoridades españolas. "Llevamos más de 600 años colonizados por un país que nunca ha tenido en cuenta los intereses de los canarios", le dicen en esta misiva, fuertemente acusadora contra Rivero y sus compinches por lo mucho que han traicionado y engañado al pueblo canario. De igual forma le recuerdan que están en nuestras manos todas las papeletas para que nos toque la lotería una vez que seamos independientes. "Tenemos tecnología para explotar y vender nuestra energía eólica", afirman acertadamente estos patriotas. "También tenemos capacidad para comercializar nuestros conocimientos en plantas desalinizadoras en las que, por si usted no lo sabe, somos líderes mundiales".

Estos auténticos nacionalistas canarios también le echan en cara a Paulino Rivero que los sucesivos gobiernos españoles se hayan ido "cargando" la agricultura canaria, a la que han desactivado para luego vendernos sus productos, "pese a que poseemos la tierra más fértil de España y unos bancos pesqueros que para sí quisieran las grandes potencias". No menos dramático y cierto es lo que se le dice en esta carta al necio político acerca de que, muy pronto, los canarios tendremos que emigrar en masa, al igual que lo hicieron nuestros antepasados cuando en estas Islas se pasaba hambre por culpa de los explotadores españoles.

Los gobernantes de Madrid deben aceptar que no pueden mantener "su colonia" canaria por mucho que la disfracen de comunidad autónoma. No pueden mantenernos a los canarios sometidos de la misma forma que se sometía antes a los negritos africanos. En realidad, eso es lo que han hecho desde siempre: tratarnos como a negritos con la piel blanca. No podemos seguir perseguidos por la Justicia española, porque no es nuestra Justicia y, además, porque en algunas ocasiones no se aplica con la imparcialidad debida. En definitiva, no podemos continuar con la falsa identidad de españoles bastardos o europeos ultraperiféricos, porque somos canarios; canarios y naturales de un archipiélago africano, aunque nuestra cultura sea europea.