El caso de Pura Marrero y su hijo Jesús Francisco Ramos es de esos que dejan al descubierto los problemas que está teniendo el desarrollo de la ley de dependencia en Canarias y la falta de recursos de todo tipo que existe.

Y es que, desde abril de este año, la familia Marrero vive una "auténtica pesadilla" cada vez que comprueban la cuantía del pago mensual de esta ayuda.

"Desde el principio, y hablo ya de varios años atrás, la trabajadora social y el neuropsicólogo que tratan a mi hijo dijeron que tenía derecho a una ayuda de dependencia, porque desde que sufrió el accidente -fue atropellado por un coche cuando practicaba ciclismo- su cabeza es como la de un niño pequeño y no se vale solo. Tramité todo. Tardó un tiempo, pero vieron que tenía un 80% de discapacidad y le concedieron una ayuda de 339 euros al mes. Así estábamos hasta que este años nos avisaron de que una trabajadora social vendría a casa para valorar la situación de nuevo. Habló con él menos de cinco minutos, no pidió ni vio ningún informe médico y se fue. Lo siguiente que supe era que a partir de abril mi hijo ya no tenía derecho a los 339 euros, sino a 43,10 euros", explica entre sollozos Pura que asegura que no puede más.

Y es que desde entonces ha presentado todo tipo de recursos destinados a que le digan por qué se ha producido este cambio, ya que se asegura que su hijo "no ha mejorado ni un poquito desde 1989 e irá a peor porque tiene un coágulo inoperable en el cerebelo".

La propia trabajadora social que habitualmente atiende a Pura y a Jesús Francisco en el Ayuntamiento de La Laguna ha realizado un informe social contraria a esta decisión y el especialista en neurocirugía que atiende al joven desde el mismo momento del accidente también hizo lo propio insistiendo en que sufre "secuelas incapacitantes para el desenvolvimiento autónomo de las actividades instrumentales de la vida diaria, siendo funcionalmente dependiente y requiriendo supervisión continua".

Pero lo peor aún estaba por llegar, porque en aplicación de la disminución presupuestaria de las partidas estatales para dependencia, a partir del mes de octubre, Jesús Francisco dejó de cobrar los 43,10 euros y pasó a percibir 59 céntimos de euro.

"Es una vergüenza. Un ataque a la dignidad de las personas que necesitan esta ayuda para vivir y si fuera solo eso, pero es que nos han quitado los bonos de guagua gratis, nos han denegado una plaza de aparcamiento para discapacitado y suma sigue", insiste Pura Marrero, que reconoce que pocas personas saben lo que es convivir con una persona con las características de su hijo.

Ante esta situación, Pura ha puesto varias reclamaciones en la Consejería de Política Social, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, de las que aún no ha tenido ninguna respuesta, y en la que ruega que vuelvan a revisar el caso de su hijo teniendo en cuenta los últimos informes.

"Que sepan que no ha mejorado. Que es muy difícil vivir con él porque a veces no sabe ni dónde está ni a dónde va ni qué hace y que yo me hago cada vez más mayor y tampoco soy la de antes", insiste con voz entrecortada esta señora que está próxima a cumplir 71 años.

La desesperación de esta familia es tal, que Pura quiere escribirle una carta a la canciller alemana Angela Merkel y a los máximos representantes de la Unión Europea "para que sepan lo mucho que se está sufriendo en España y tomen cartas en este asunto, porque como yo hay un montón de gente que se ha quedado sin ayudas para la dependencia y nadie nos recibe ni nos hace caso".

Mientras tanto, Pura ha comenzado a vender algunas piezas de oro que tenía "para poder hacer frente al día a día", asegura.

Era ciclista y un atropello le dejó graves secuelas mentales

Jesús Francisco Ramos Marrero era un joven deportista, que tenía su trabajo e incluso planes de boda al que la vida le cambió de la noche a la mañana el 20 de julio de 1989 cuando fue atropellado en una carretera del norte de Tenerife cuando practicaba su afición favorita: el ciclismo. Las lesiones que sufrió fueron tan graves que en tres ocasiones estuvo clínicamente muerto y los doctores informaron a la familia de que quedaría parapléjico o tetrapléjico. Sin embargo, y contra todo pronóstico, Jesús Francisco comenzó a mejorar y logró incluso volver a caminar, aunque le quedaron graves secuelas en el cerebro y un coágulo inoperable en el cerebelo.

Aparenta que no le pasa nada, pero no puede estar solo

Desde que comenzó a ser valorado por un neuropsicólogo y por la trabajadora social, ambos concluyeron que, aunque aparentemente solo tiene algo de retraso, en realidad tiene una incapacidad de grado máximo, puesto que se desorienta, utiliza frases hechas y necesita a una persona constantemente al lado para que se encargue de comprobar que se viste, asea y come adecuadamente. No puede salir solo porque se desorienta y, tratando de ocultar su situación, miente e inventa situaciones frecuentemente.