Las zonas portuenses con restricción en el consumo de agua potable por exceso de turbidez volvieron ayer a la normalidad en este servicio, después de que el ayuntamiento levantara la restricción impuesta desde el pasado día 28 tras recibir las instrucciones de la autoridad sanitaria. La ciudad turística se adelantó al municipio de Los Realejos, que en la tarde noche de ayer seguía con la prohibición a la espera del visto bueno definitivo por parte de Salud Pública.

La medida en el Puerto beneficia a las zonas siguientes, todas alimentadas desde Mar Dulce y la Montaña: Las Dehesas, La Vera, Las Águilas, San Antonio-Esquilón, Las Arenas, San Fernando y Taoro-Malpaís.

Durante los días 28, 29 y 30 del pasado mes, la empresa Aqualia limpió los depósitos de La Montaña y Mar Dulce para que el agua de origen recuperara los parámetros normales. Asimismo, se fijó un programa de medición paralelo de turbidez "in situ" en la zona de abastecimiento de Mar Dulce, que consistió en medir diariamente este parámetro en once puntos de los enclaves afectados (tres puntos de muestreo habituales más otros ocho adicionales con el fin de lograr un mayor control de la calidad del agua). También se efectuaron análisis bacteriológicos.

Los resultados de los estudios exigidos por la autoridad sanitaria del pasado 31 de diciembre reflejan que el agua ya era apta para consumo humano, por lo que ayer se procedió al levantamiento de la restricción. La compañía lamentó ayer las molestias ocasionadas a los vecinos por una situación que presenta como imprevista. De todos modos, invita a los consumidores a llamar al teléfono 902136013 para obtener cualquier información sobre esta restricción.

En el caso de Los Realejos, el concejal responsable de este servicio, Domingo García, estaba a la espera en la tarde de ayer de que los análisis del agua que se realizan en el Sur de la isla confirmasen que ya es apta para el consumo humano, después de que los efectuados en el Puerto de la Cruz dijesen que sí se podía consumir por las personas.

No obstante, y a diferencia de la ciudad turística, el gobierno realejero optó por esperar más tiempo para levantar, siempre con el visto bueno de Salud Pública, una restricción que afectó a La Romántica I y II, Los Potreros, El Burgado y Toscal-Longuera.