Tras un año y medio de dura sequía, los acuíferos de la Isla se recuperan tras las intensas lluvias de los últimos meses y después de fenómenos tan impactantes como el de la noche del pasado 24 en zonas como el Valle orotavense. No obstante, ha de pasar medio año para que se pueda medir con precisión el nivel alcanzado, si bien lo ocurrido en las últimas semanas ha aliviado mucho la situación y permite un análisis más sosegado de lo que representa un líquido del que depende la vida y que en Tenerife presenta cuatro zonas claves.

Esos acuíferos suponen el 84% de toda el agua que se consume en la Isla, salvando, por supuesto, la embotellada que procede de fuera. El principal se sitúa en Las Cañadas del Teide y alcanza también la dorsal Noroeste, con especial relevancia de municipios como La Guancha e Icod.

Asimismo, destaca la compleja red de la medianía y costa del Norte y el Noreste, así como la vertiente costera del Sur y la del litoral del Valle de La Orotava. Aunque se sabe que el principal manantial que alimenta la Isla es el de Las Cañadas, principalmente de la montaña Majúa, resulta más complicado precisar con exactitud los caudales procedentes de cada uno de estos acuíferos, según señala a EL DÍA Jesús Morales, responsable del Consejo Insular de Aguas.

Lo que sí tiene calculado con precisión el Cabildo es que el 39% del agua que se consume se destina a uso agrícola, un punto por debajo del 40% que se dirige al consumo urbano. Por su parte, el turístico absorbe un 12% y el resto se lo lleva la industria. Si el 84% del agua procede de estos acuíferos, el 12% lo hace de agua desalada del mar, mientras que el 4% restante surge del líquido residual que se depura, porcentaje que se pretende duplicar en unos 3 años.

El Cabildo hace controles de los niveles acuíferos desde 2002. Desde entonces, se han producido diversos altibajos según las precipitaciones, con puntos de aumento en 2006, 2009 y 2010, a la espera de poder cuantificar lo que han representado las últimas lluvias en los distintos pozos y galerías, todos en propiedad de comunidades de agua privadas. Según Morales, la situación actual hidrológica es "normal y buena".