El presidente de la Federación Provincial de Entidades de la Construcción de Santa Cruz de Tenerife (Fepeco), Antonio Plasencia, forma parte de la organización desde los años 70, primero como directivo, luego como presidente. Quiere darles paso a los jóvenes empresarios de la patronal, pero ninguno quiso asumir el reto de la defensa de los intereses de una actividad que lleva ya muchos años seguidos de mala racha. Por ese motivo, asegura, se presentó de nuevo a la dirección, y salió reelegido. Con todo, confiesa, aún confía en que no tenga que agotar el periodo completo -cuatro años-. Cree que vienen tiempos duros para su actividad -y la economía canaria en general- y se desmarca del optimismo que trasmite el Ejecutivo regional.

Como se recordará, el jueves pasado el Ejecutivo trasmitió a los medios un discurso optimista tras la celebración del último Consejo de Gobierno. Ese día tocaba desviar la atención del tema del día: la crisis por la que atraviesa el Ejecutivo y la renuncia -más bien sorpresiva- de una consejera que la evidencia. Pero también es tiempo de hacer balance y convenía "vender" un diagnóstico alentador de la situación. Por ello, el portavoz oficial, Martín Marrero, leyó lo que expuso como las conclusiones de cuatro informes que apuntan a que en el segundo semestre de este año la economía canaria no hará otra cosa que mejorar.

Plasencia no se cree el mensaje del Gobierno, aunque le gustaría. "Ojalá tenga la razón, pero lo dudo", señala lacónico. "No creo que Canarias salga de esta situación en un año porque no veo dónde se crearán los puestos de trabajo necesarios para iniciar la recuperación". En todo caso, cree que la modernización de la planta turística -tal y como propone el Ejecutivo con su Estrategia de Empleo de 2.800 millones de euros hasta 2020- puede ayudar a generar empleo, "pero no sin que se agilice la Administración", una demanda que los constructores vienen haciendo desde hace años.

"Para conseguir una licencia de rehabilitación de una simple vivienda privada se tarda entre seis meses y un año", denuncia. ¿Por que? "La política es la política". Culpa a una abultada burocracia que propicia la intervención de múltiples departamentos en cualquier gestión. "Desde hace siete años se habla de simplificar la tramitación de las licencias de construcción, pero no se ha hecho nada".

De los 1.800 afiliados con que llegó a contar Fepeco en sus buenos tiempos, ahora solo conserva la tercera parte, cerca de 600, pero Plasencia teme que "bastantes" empresas desaparecerán este año. La economía regional solo cuenta con el turismo y los servicios, añade. "El turismo gasta cada vez menos y los servicios se reducen".

Por ello, la rehabilitación es parte de la solución. Admite que no puede absorber toda la mano de obra parada proveniente de la construcción, "pero si diera empleo a un 30% ya sería bueno". Además, la reactivación parcial de la actividad contribuiría a que proveedores e industria también se reactiven, en un círculo virtuoso de recuperación. "El 60% de los edificios en Tenerife tienen 20 años o más", apunta para dejar claro que se trata de un nicho con posibilidades de mercado.

Pero la construcción de vivienda tiene un porvenir muy negro. "No tiene futuro los próximos cinco años", asegura sin pestañear. Las viviendas canarias que entraron al denominado "banco malo" son unas 21.000, y hay otro tanto en manos de promotores y el resto de la banca. Todas ellas se venderán si la economía se reactiva, entre tres y cinco años, tiempo a partir del cual será cuando se vislumbren nuevos proyectos.

En cuanto a la inversión pública en las Islas, Plasencia ve que con los presupuestos públicos para este año es "cero, apenas testimonial". Cree más bien improbable que en 2014 cambie la situación.

Y el problema de la obtención del crédito no ha hecho más que agravarse pese a los mil millonarios rescates públicos del sector financiero. "La desaparición de CajaCanarias tampoco ayuda", lamenta. Conseguir una línea de crédito de cualquier cantidad en las Islas es "muy difícil". La banca, explica, lo que hace es recaudar. "Pone 50.000 pegas para no dar crédito y al acabar una reunión se despiden diciendo que cuando tengas dinero, que se lo lleves, que te darán un buen interés", ironiza. Así, es "lógico" que no conozca constructora alguna que no haya despedido personal los últimos años.