Las últimas navidades estuvo en La Palma cantando con los componentes de Troveros de Asieta en el Teatro Circo de Marte. La intérprete onubense María Dolores Quiñones Gutiérrez, conocida como Martirio, había sido tentada por la formación palmera para participar en su festival navideño, pero su agenda siempre imposibilitó una cita esperada: "Por fin se hizo realidad un deseo que hemos aplazado durante muchos años", dijo antes de insistir en la defensa de su estilo. "Yo huyo de lo comercial", reitera Martirio.

Tras colaborar con Troveros de Asieta en un disco, faltaba un cara a cara con ellos, ¿no?

Tanto yo como ellos compartimos nuestro amor hacia la música por encima de todas esas modas comerciales. Una atracción por los sonidos populares y latinoamericanos que es un puente que nos mantiene unidos. Además, los dos hemos recibido el Premio Internacional Cubadisco, es decir, que estamos en el mismo plano.

¿Se mantiene firme en su propósito de apartarse de la música más comercial?

Yo me siento muy cómoda en ese registro porque entiendo que ese proceso es casi una ceremonia sagrada que busca generar emociones. La música que yo hago tiene que lograr remover mi estómago; debe agitar el alma y estimular la inteligencia.

¿Usted no entiende ese proceso creativo sin que exista emoción?

Una canción te tiene que enamorar, provocar que puedas soltar una lágrima, ayudar a limpiártela e impulsarte a rebelarte. Nunca aposté por lo comercial, pero el éxito suele ser caprichoso y suele llevarte a su lado (sonríe). Jamás he claudicado para dejar de hacer algo en lo que yo creía.

¿No cree que algunos intérpretes han simplificado en exceso la profesión de músico?

Gracias a Dios todavía quedan cosas maravillosas, pero es verdad que muchos músicos se han instalado en la ilusión de que un artista se hace en dos días. Entonces se meten en este mundo para ganar dinero fácil y no son capaces de sentir lo que están haciendo. No sé si la música la han banalizado, pero la que a mí me gusta no la ponen en la radio.

¿Músicos e industria no tendrían que hacer un esfuerzo para acercar sus posturas?

No lo sé... Lo que sí es cierto es que en este país nunca ha estado tan difícil ejercer la profesión de músico. Hoy se venden muchos menos discos que hace 15 años, pero el problema no es ese. Lo más negativo es que no encuentras a nadie dispuesto a ayudarte a grabar un disco y, por supuesto, nadie que quiera participar en su distribución. Habría que establecer unas leyes más sólidas porque los músicos no nos enteramos de las canciones que se están comercializando a través de la red. La aplicación del IVA cultura es un golpe demasiado duro de superar para los que sobrevivimos a duras penas en un mundo tan hostil.

¿El único remedio es pactar un beneficio sobre la taquilla?

Ya ni eso... Porque si te molestas en alquilar un teatro, en pagar a los músicos que llevas contigo y los gastos que se generan en un concierto, la única pregunta que hay que hacerse es cuánto me ha costado cantar. Aquí todo Dios está yendo a taquilla, pero aún así las cuentas no salen y llega un día en el que te planteas si vale la pena seguir perdiendo dinero. La gente de la cultura no debería consentir el atropello que se está cometiendo en torno al cobro de este impuesto tan abusivo.

¿A Martirio le ha costado dinero cantar?

Sí... Alguna vez sí que me tocó pagar, pero eso es algo coyuntural que tienes que asumir. Llevo casi cuarenta años en este mundo y soy consciente de que tres o cuatro veces las cuentas no salieron. Este riesgo es asumible hasta un límite, pero en cuanto las pérdidas superen a las ganancias habrá que plantearse dejarlo...

¿Y en medio de tantos obstáculos hay algún motivo que le inspire confianza para alargar una carrera que ya dura más de 40 años?

A mí me queda ilusión y ganas de investigar unos senderos musicales que aún no he transitado. Además, todavía le tengo que agradecer muchas cosas a un público que no me ha dejado tirada durante tantos años. Me queda cuerda para rato, pero seguir aquí no depende de mí. El sector no está bien y las perspectivas no son buenas. Lo único que me queda es apurar el momento y disfrutar de todas las oportunidades.

¿Al mirar a su alrededor con qué panorama se encuentra?

Soy fan de Estrella Morente desde que era pequeñita. Mi otro enganche es Silvia Pérez Cruz. Ahí, la verdad, es que estoy entregadita. Aquí fuera hay gente maravillosa y no conviene confundir esa comodidad que se percibe en los jóvenes de hoy con la alta preparación que tienen los artistas que buscan una carrera, no un éxito esporádico.