Desde el año 1970 hasta ahora se han aprobado en España siete leyes educativas que de nada han servido, ya que, según el último informe "Educación para todos", de la Unesco, nuestro país encabeza el fracaso escolar y el desempleo juvenil en Europa. No obstante, y como es norma y costumbre cada vez que el Gobierno cambia de partido político, el actual Ejecutivo va a realizar una nueva reforma que afectará a todos los ámbitos de la educación. Se trata de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), que modificará parcialmente la vigente Ley Orgánica de Educación (LOE), de 2006.

Esta nueva reforma presenta algunas sustanciosas modificaciones que afectarán a todas las etapas de la educación. Así, el Gobierno pretende ejercer un mayor control sobre las CC.AA. aumentando la capacidad del Ministerio de Educación al fijar los contenidos educativos.

Entre las diversas modificaciones que contemplará la nueva ley merece especial atención la que pretende comprobar los conocimientos adquiridos por los estudiantes mediante cuatro pruebas de evaluación externas (reválidas) de ámbito nacional al final de cada nivel educativo en Primaria, Secundaria y Bachillerato. Estos exámenes en ESO y Bachillerato serán necesarios para obtener el título correspondiente y, en concreto, el segundo de ellos sustituirá a la actual Selectividad, aunque las universidades tendrán libertad para hacer pruebas a los alumnos. También se establece un examen en 3º de Primaria para detectar problemas precoces. Estas evaluaciones han sido criticadas por la CEAPA, ya que, a su juicio, se elimina la evaluación continua vigente hasta ahora, menospreciando con ello al profesorado.

La ESO será de tres años, en vez de cuatro como hasta ahora, con lo que el primer curso se iniciará a los 12 años de edad y se terminará a los 15. A los 16 el alumno tendrá que elegir si quiere estudiar Bachillerato o Formación Profesional, en ambos casos el primer curso será obligatorio con la finalidad de que la enseñanza continúe siendo obligatoria hasta los 16 años. Por lo tanto, el Bachillerato pasa a ser de tres años. Como novedad, aparece en el texto de la ley que la FP incluirá prácticas en empresas. Así los alumnos podrán completar su aprendizaje a la vez que inician su primera experiencia laboral. Tanto en la Educación Infantil, como en Primaria y Secundaria se reforzarán las asignaturas vehiculares: Lengua, Idiomas, Matemáticas y Ciencias. A partir del curso 2013-2014 se incrementará el número de horas lectivas correspondientes a estas materias y se reducirán las asignaturas optativas.

Una de las novedades más significativas de la nueva ley y, a mi modo de ver, más acertada es que el Ministerio de Educación controlará el contenido de las asignaturas en las CC.AA. Establecerá el 65% en las que tienen una lengua cooficial y un 75% donde solo se hable castellano. La intención es reforzar las materias vehiculares y equilibrar el nivel educativo en todas las regiones.

Como era de esperar, sindicatos de la enseñanza, asociaciones de padres y profesorado han criticado esta reforma pues, según ellos, supone volver a las aulas de los años 60. Se quejan de que se instauren tres reválidas que puedan dejar en el camino a alumnos con dificultades.

Veamos. La enseñanza en España, tal como está contemplada ahora, es un coladero. Los niños pasan de un curso a otro con tres asignaturas suspendidas y obtienen toda clase de facilidades y bondades para no repetir curso o para culminar la ESO. Las evaluaciones externas al centro que contempla la nueva ley no tienen por objeto "examinar" a los profesores, como algunos acusan. Que los alumnos sean evaluados solo por sus profesores es una "anomalía" y el origen del fracaso escolar.