Las diferencias entre el Tenerife y el Marino, los protagonistas del único derbi posible en Segunda División B, son abismales y no solo por el presente deportivo, que indica que mañana se enfrentarán el primero contra el último, al que supera en 27 puntos. La clasificación de cada uno es un reflejo de sus estructuras y exigencias, de sus presupuestos para conseguir sus objetivos, igualmente opuestos: el ascenso, en el caso de los capitalinos, y la permanencia, en el de los sureños. El presente iguala en Segunda B al CD Tenerife y al CD Marino, pero el pasado muestra a un club que ha perdido su sitio en el fútbol profesional, en el que se movía como pez en el agua en las tres últimas décadas, y otro, el que mañana será visitante, que toca su techo deportivo después de 19 años jugando siempre contra vecinos y paisanos. La historia indica que el Tenerife no es el enemigo natural del Marino ni viceversa. El cuadro capitalino se "pica" con la UD Las Palmas, mientras la rivalidad de los sureños solía ser con el Arona, entre otros. Mañana, sobre el césped del Rodríguez López, con un aforo tres veces superior al Antonio Domínguez, cualquier desigualdad quedará de inicio en el olvido.