La conmemoración del tricentenario de la Real Academia Española de la Lengua (RAE) recordará, inevitablemente, "la injusticia" que significó en su momento la tardía incorporación de la mujer a esta institución, pero también reflejará la tendencia actual de contar con las mujeres, cuya presencia debe ser "cada vez más significativa". Al respecto, su secretario, Darío Villanueva, aseveró ayer: "Estoy completamente seguro de que habrá más mujeres en la Academia, porque es lo natural, lo normal, y porque en el mundo de la creación literaria y de otras disciplinas hay muchísimas que tendrían su sitio en esta institución". Villanueva apuntó que aparte del caso excepcional de María Isidra de Guzmán, admitida como académica honoraria en 1784, el primer intento serio lo protagonizó a mediados del siglo XIX Gertrudis Gómez de Avellaneda, que fue "la primera escritora que se presentó ella misma para ser académica", ya que por aquella época los académicos no proponían candidatos sino que era el propio interesado quien lo hacía. Sin embargo, no logró su propósito. Otras más lo intentaron, como Emilia Pardo Bazán, pero hubo que esperar hasta 1979 para que ingresara Carmen Conde, a la que siguieron Elena Quiroga en 1984 y Ana María Matute (1988). Dos años más tarde sería elegida la historiadora Carmen Iglesias y en 2001, la científica Margarita Salas. La novelista Soledad Puértolas ingresó en 2010, la filóloga Inés Fernández Ordóñez lo es desde 2011, y en los próximos meses lo hará la escritora Carme Riera, elegida en abril de 2012.