El que dicen es el mayor espectáculo del mundo se pasó años a la deriva imaginando una salida de emergencias con la que desterrar cada una de las crisis que se instalaron bajo la gran carpa. El circo más tradicional, el de fieros leones enjaulados, el de magos que trocean a un voluntario en tres o cuatro porciones o el de los payasos empeñados en repetir los mismos números que el mítico Charlie Rivel está herido de muerte. No ha desaparecido de golpe por el amor que sus gestores le tienen a la pista central, pero, poco a poco, ha tenido que rendirse a la evidencia que imponen formatos como el de "Alegría".

En la propuesta del Cirque du Soleil nunca hubo elefantes futbolistas, caballos disfrazados de unicornios o caimanes atolondrados con los que sorprender a una clientela en plena retirada. El Circo del Sol que se ha instalado en el Pabellón Insular Santiago Martín de La Laguna -hay programadas 11 funciones hasta el 20 de enero- no tiene nada de eso. Su registro es otro. Los 55 artistas de 15 países distintos que se han desplazado a Tenerife son las piezas de un hermoso LEGO que empezará a cobrar forma a las cinco y media de la tarde de hoy. El entretenimiento al poder. Esa es la base sobre la que descansa una joya cultural que presentaron al mundo Guy Laliberté y Daniel Gautyhier en 1984.

Bajo su elegante apariencia se ocultan los latidos de un "viejo" circo que ha tenido que reciclarse para no fallecer víctima de unos avances escénicos que Fleur, The Black Singer, Tamir, The Nymphs, los Nostalgic Old Birds o The White Singer -los personajes de "Alegría"- rentabilizan en cada una de las funciones. El gusto por una estética refinada, unos movimientos perfectos, un guion cinematográfico -en la cartelera tinerfeña se puede ver la versión del director Andrew Adamson que produjo el oscarizado James Camerón- y, sobre todo, mucha fantasía y color es lo que oferta el Cirque du soleil.

El arte circense desarrollado en la calle -la empresa quebequense ha desarrollado unas estrategias solidarias para colaborar en proyectos de inserción social- es la piedra angular desde la que toman impulsos números como el baile de los cuchillos de fuego, la rueda Cyr, las barras rusas, o los "Power Track". Todo eso, aderezado con una música en vivo que recorre los géneros del jazz, pop, tango y klezmer durante las dos horas y media de espectáculo, otorgan a esta franquicia -más de 100 millones de espectadores lo han visto en 300 ciudades- una privilegiada licencia para construir sueños.

Su poder de convocatoria es tan extraordinario que en el año 2011, por ejemplo, sus programadores que tuvieron que activar 22 espectáculos diferentes en todo el mundo. Ese éxito masivo fue el que propició un cambio de estrategia que a la larga ha sido beneficioso para que el Cirque du Soleil incluya por primera vez a Canarias en su hoja de ruta: tras permanecer una década y media bajo la gran carpa, sus gestores se plantearon trasladar toda la actividad a recintos cerrados en Canadá y Estados Unidos. La fórmula triunfó y se decidió traerla a Europa. Tocado por un estilismo barroco, "Alegría" aterriza en Aguere con unos trapecistas que vuelan a más de doce metros de altura del escenario. A partir de esa excitante puesta en escena se abre un universo laberíntico que invita a los espectadores a imaginar; un "regalo" que hay que pagar, no sin realizar algún que otro reajuste económico, para ver hasta dónde los lleva una magia que madura alrededor de espléndidos maquillajes, un vestuario con un brillo especial -no solo por los materiales que se emplean, sino por unos diseños de concurso- y el físico imponente de unos artistas que desafían a la gravedad, a la inteligencia del público, al circo en estado puro... El Cirque du Soleil, sin lugar a dudas, es el VIP de todos los circos. Un lugar en el que es imposible no acabar "aplastado" por su belleza.

Vea en su móvil uno de los números que el Circo del Sol ha creado para el espectáculo "Alegría", que se podrá ver en Tenerife hasta el próximo día 20 de enero.

EL VESTUARIO

400 trajes y accesorios -como sombreros, pelucas y varios modelos de zapatos- se ven en cada pase de "Alegría". 300 artesanos trabajan en los talleres que esta companía tiene en Montreal. 200 horas se invierten en cada uno de los trajes que lucen los "Old Birds". 200 son las piezas que hay que coser a mano en los diseños que lucen los cantantes. En las giras del Cirque du Soleil se transportan secadoras y lavadoras para mantener el vestuario en buen estado de revista.