El sábado publicamos en nuestra primera página una foto para la historia. La unidad de las fuerzas independentistas del Archipiélago es el relevo de la decadente, y a punto de fenecer -si no es que ha muerto ya- Coalición Canaria. Una formación política llamada en su día a liberar al Archipiélago de la dominación española que se está descomponiendo a pasos agigantados por no haberse quitado de encima a Paulino Rivero -un traidor político al pueblo que votó por él para que lo condujese a su independencia-, así como a la goda política de la mantilla y a todos los secuaces de esta pareja rumana. Además, los representantes de Coalición Canaria en Madrid, tanto en el Congreso como en el Senado, no han servido para nada. l último ejemplo lo tenemos en la quícara Oramas. ¿Para qué coño les sirve a los canarios la presencia de la quícara en Madrid? ¿Qué hace por estas Islas? Ninguno de los representantes de CC que han estado en Madrid -ni Mardones, Melchior y hasta el propio Rivero- se ha dignado a exigir la independencia de su tierra.

Hay que pensar en darle la libertad a Canarias y en eso, en la libertad, es en lo que piensan los dirigentes de las diferentes organizaciones independentistas que han decidido impulsar la unión de todos los patriotas para que no se pierda el legado de Antonio Cubillo. Durante la visita que algunos de estos líderes realizaron el pasado viernes al editor y director de L DÍA, José Rodríguez, Álvaro Morera, miembro del Congreso Nacional de Canarias, señaló acertadamente que a los independentistas nos asiste el derecho internacional para lograr la independencia ya que la colonización está catalogada como un crimen de lesa humanidad. Un crimen que en Canarias se viene cometiendo de forma ininterrumpida desde hace seis siglos.

Hay que pensar en nuestra soberanía, insistimos en remarcarlo. Por lo tanto, hay que ir pensando en constituir una comisión para negociar con los gobernantes españoles las fechas para el traspaso de poderes. Una comisión en la que no podrán estar falsos nacionalistas, como es el caso de Paulino Rivero, sino auténticos patriotas. No puede ser de otra forma, ya que la nueva unión independentista se presenta como alternativa al falaz y fracasado nacionalismo de Coalición Canaria. Se acabó el seguir engañando al pueblo.

CC ha tenido muchas oportunidades de enmendar sus errores -el primero de ellos no expulsar fulminantemente a Rivero y a su esposa-, pero no lo ha hecho y lo pagará en las urnas. Los falsos nacionalistas desaparecerán de todo el Archipiélago, como lo han hecho de la tercera isla, donde no los quieren pese a los muchos intentos que hicieron en el pasado Manuel Hermoso y Adán Martín por hacerse querer. Tampoco quieren a Paulino Rivero, el gangochero de la política. Rivero ha traicionado a su isla y a los traidores no los quiere nadie. Roma no paga a traidores, aunque Las Palmas no es la capital de ningún imperio, pese a las ínfulas de sus dirigentes, sino una ciudad tristona, fea y desangelada.

l gangochero ha matado el proyecto nacionalista y también la ilusión de muchos canarios. Ha matado las esperanzas de un pueblo desmoralizado por el engaño al que se le ha sometido. Un engaño delictivo que debería llevar a que Rivero sea juzgado de oficio. Ciertas instituciones, empezando por la Justicia, deberían actuar inmediatamente ante la emergencia social que se ha generado. La gente está alarmada de que muchos niños no puedan comer en los colegios, o de que empresarios que hasta hace poco creaban empleos estén hoy en los comedores sociales, o de que la juventud deba emigrar en masa mientras Rivero y su esposa se construyen una mansión. Antes que el político debe estar el ciudadano, que es quien mantiene a ese político con sus impuestos. Hay hambre en Canarias y también muertes en las listas de espera, y el hambre, lo hemos dicho muchas veces, es mala consejera.

No es el mejor momento, volvemos a decirlo, para que el presidente del Gobierno regional se divierta visitando a una murga. Cómo se reía Rivero tocando la trompeta como hacía su antecesor en el Gobierno autonómico. ¿Cómo es posible que Rivero se declare tinerfeño, si con sus actos está demostrando que odia a los tinerfeños?