El teatro Guimerá acogió la noche el pasado sábado el regreso de los mejores Diablos Locos del Carnaval chicharrero. Para abrir boca, sorprendieron con su fantasía. No es espectacular ni aparatosa, sino mucho mejor: cómoda, elegante, colorida... máxime después de dos años desafortunados en la elección del diseño y, en particular, su ejecución (los monjes tibetanos y los payasos). El disfraz era la antesala de lo que estaba por venir: su repertorio. Interpretaron su supuesta fase: "Bancos" y "Canción para cada situación". El primer tema da respuesta, en clave trónica, a uno de los asuntos de mayor relevancia social del año: desahucios y maltrato de los bancos. Pero ellos van mucho más allá. Y descubren todas las acepciones de los bancos. Desde los de sangre, los de voz -referencia emotiva al maestro César Fernández-Trujillo-... Tocan sentimiento que mezclan con rabia por momentos y se hacen murga con el público, o en la recta final el toque de humor trónico total de las colas que se forman en el banco de Maspalomas para bailar a ritmo de la presentación de los propios Diablos. "Agáchate... menéate"... Su segundo, es la "gramola" versión digital. Es una demostración de ingenio única. Una seña de identidad de porqué los Diablos son grandes. Y fue necesario pasar un desierto de dos años para encontrarse con esta pieza única. El tema es de lo más comercial. Engarza situaciones diferentes y a todas le busca un final en forma de canción popular. Un ejemplo: Cuando recuerdan a Paulino Rivero hablando de los pajaritos, ellos terminan cantando los Pajaritos de la acordeonista María Jesús. Genial.

La gala incluyó el toque solidario de la velada: 1.500 euros recaudados y entregados al humorista Juanka para su fundación, el presentador Manón Marichal, la actuación de Pepe Benavente, Sometimes y la intervención de Distraídos, que cosecharon ovaciones por estrofas. Fue una noche trónica. Gracias por volver.