En 1997, una información a escala nacional sobre la extensión de la superficie forestal y de diversos bosques en España en las últimas décadas rompió mucho tópico y sorprendió a más de uno porque, lejos de lo que se temía, este tipo de espacio verde había crecido bastante. Uno de los motivos clave, sin embargo, era una mala noticia porque obedecía al abandono de terrenos agrícolas cultivados y la consiguiente colonización de monte bajo o pinares, robles, eucaliptos, nogales, hayas, encinas...

Pese a su presión demográfica y expansión urbanística desde hace tiempo, ese dato se cumple también en el caso de Tenerife. De hecho, y según las cifras del Cabildo, en las dos últimas décadas se ha expandido la masa forestal con repoblaciones en 868 hectáreas en el Norte y en 626,26 en el Sur, cantidades muy elocuentes si se atiende a que no se contabiliza parte del abandono agrario (lo que se llama forestación de no haber monte antes).

El área insular de Medio Ambiente lleva este tiempo realizando amplias reforestaciones que, en el caso de la vertiente norteña, se centran, sobre todo, en el Valle orotavense. Es cierto que parte de ellas suponen la sustitución de espacios antes ocupados, por ejemplo, por pinos insignes (como los 100.000 derribados en esa comarca en enero de 2003 por un temporal impresionante de viento). Sin embargo, otras representan una recuperación que, en su mayoría (77%), se ha dado precisamente en municipios como La Orotava o Los Realejos, dos de los que más superficie forestal disfrutan. En este caso, la mayoría han requerido el uso de retroexcavadoras.

En el Sur, por el contrario, la superficie añadida o recuperada es menor, aunque no así el esfuerzo, debido a que, por las características climáticas, se debe trabajar varias veces en la misma zona porque las especies plantadas no prosperan ("pegan", en la terminología rural) y necesitan de la denominada técnicamente como "reposición de marras". Un empeño que lleva a repoblar las mismas parcelas dos o tres veces para lograr una densidad (plantas que hay por hectárea) suficiente.

Para estas reforestaciones sureñas, y ya desde 1980, si bien todo se intensificó desde 1990, el Cabildo ha ido adquiriendo fincas en las cumbres de municipios como Arico, Fasnia, Güímar y Granadilla. En su mayoría, se trata de terrenos que se deforestaron y se destinaron luego a cultivos, pero que, por el cese de la actividad agrícola, fueron colonizados por vegetación de porte arbustivo y herbáceo. Hasta hoy, se han comprado en esta vertiente 1.629,89 hectáreas, la gran mayoría (el 73,8%) en Arico, el 18,2% en Fasnia, el 5,5% en Güímar y el 2,1% en Granadilla.

En el Norte, la compra se inició en 1993 y suma ya 617 hectáreas, si bien los técnicos insulares incluyen en este caso el municipio de Vilaflor (aunque solo una hectárea), Santa Cruz (50) y Tegueste (40). No obstante, las principales se han dado en Los Silos (287), y Buenavista (237), con apenas 8 en La Orotava.

En esta comarca, además, el criterio de compra ha obedecido más a cuestiones de conservación y de restauración ecológica en esas fincas, ya que se trata de terrenos de mayor extensión que los del Sur y que presentan numerosas especies introducidas, fruto de la actividad agrícola y ganadera del pasado. Por eso, se intenta eliminar estas variedades y plantar las potenciales de cada sitio.

De las reforestaciones, destaca la aplicación del proyecto con Cajamadrid "Dos millones de árboles" entre 2006 y 2008 en Fasnia, Los Realejos, La Orotava, Tacoronte y El Sauzal (239.751 euros). Asimismo, se han desarrollado plantaciones junto a entidades como el Club de Leones Los Realejos, La Cámara de Comercio, la Fundación Global Nature (junto a La Caixa), La Oficina del Voluntariado Ambiental, el Instituto de Hemodonación, clubes rotarios o con proyectos como Ecobonos.

Parques rurales de Anaga y Teno. Esta expansión de lo verde ha beneficiado a otros referentes de la Isla, como los parques rurales de Anaga y Teno. En Jardina (La Laguna), se ha intervenido en 60.000 metros cuadrados, en los que se eliminaron eucaliptos (especie muy agresiva) y se plantó variedades de monteverde. Lo mismo en 17.000 metros de La Estercolada, sustituyéndose también pinos radiata, y en 97.000 de La Orilla. En Teno, se ha obrado en los últimos años en 810.000 metros de fincas como Talavera (Los Silos), La Siete (Teno Alto, zona de Buenavista) y Bolico (Buenavista), donde se cambiaron piteras, tuneras, tojos y pinos radiata por especies termófilas y de monteverde.