Incertidumbre. Esa es la palabra que define la situación actual de la Unidad de Cirugía Cardíaca Infantil del Hospital Materno Infantil de Gran Canaria -centro de referencia para este tipo de casos en el Archipiélago-, puesto que después de alcanzarse una acuerdo en noviembre con la Consejería de Sanidad por el cual se establecería un plan de trabajo destinado a reestructurar completamente su funcionamiento de forma inmediata, hasta la fecha todo sigue siendo un incógnita.

De hecho, si bien la Consejería tomó la decisión de modificar completamente la actividad de la Unidad basándose en la "insostenibilidad" del convenio con la Fundación San Donato de Milán por considerar que el desplazamiento a las Islas de un grupo de especialistas italianos una vez al mes para realizar las intervenciones quirúrgicas más complejas no era suficiente -además de que no se estaban cumpliendo las expectativas en formación de especialistas canarios-, ayer Sanidad hizo un llamamiento a la calma de los padres de los niños con cardiopatías asegurando que dichos cirujanos "continúan trasladándose al Materno Infantil".

Lo más curioso es que este fin de semana los facultativos italianos se despidieron de sus homólogos canarios ante la finalización de dicho convenio y la ausencia de una llamada por parte de Sanidad para barajar la posibilidad de prorrogar sus servicios hasta que se aclarase la situación.

Es más, ayer la Consejería se reunió con los responsables de la Unidad para informarles que los italianos seguirían, pese a que hasta primera hora de la mañana estos no tenían noticia alguna al respecto y no se ha concertado cita alguna con ellos para los próximos meses.

A esta situación se une que las gestiones de Sanidad para firmar un convenio con centros especializados de la Península -como el Vall d''Hebrón- aún no han fructificado, por lo que los padres se quejan de que desde el 1 de enero no saben cuándo, quién y dónde operará a sus hijos.