La Comunidad Autónoma de Madrid lleva dando ejemplo desde hace meses de lo que un pueblo debe hacer cuando sus gobernantes atacan, lesionan y vulneran sus derechos más fundamentales: se manifiestan pacíficamente y muestran su rechazo ante políticas de recortes del derecho a una sanidad pública, gratuita y universal como venimos teniendo en las últimas décadas.

Y no solo se trata de una protesta laboral ni profesional sino, y muy importante, de ciudadanos, de usuarios, de enfermos que defienden su derecho a la salud como bien más preciado al que tiene derecho la persona, por mucho que se empeñen los políticos en desmentirlo o desviar la atención hacia otros asuntos.

Desde hace unos días llevan corriendo por las redes sociales mensajes solicitando solidaridad y apoyo a esta lucha de los habitantes madrileños. En ellos se informan de las dimisiones de cientos de directivos de centros sanitarios públicos y de algunos grandes hospitales como el 12 de Octubre y el de la Paz, y de reuniones de los jefes de servicio de la sanidad pública junto a las unidades de docencia, que ha motivado que el Consejo Interterritorial, con el consejero asquetty a la cabeza, se reúnan para abordar esta anormal situación que quieren introducir de privatización a la fuerza y en contra de tantas voces opuestas.

Mientras, la ciudadanía sigue manifestándose por miles en las calles y plazas en lo que ya se conoce como "la marea blanca", para seguir diciendo que no está dispuesta a este atropello de hacer negocio con la enfermedad y la salud de las personas. Y los políticos y gobernantes haciendo oídos sordos y mirando para otro lado para no querer ver y escuchar la evidencia.

Aquí, en Canarias, causa una envidia sana contemplar esta movida ciudadana de defensa en el mantenimiento de una sanidad pública. Porque en nuestra comunidad tenemos sobrados motivos para realizar algo parecido a lo que ocurre en Madrid, incluso, si me apuran, con mucha mayor intensidad.

Porque Canarias, desde hace décadas, se mantiene a la cola de los servicios sanitarios en el Estado. Porque Canarias ha sido, y sigue siendo, la región donde más concertación ha existido con la sanidad privada, donde las inversiones y los presupuestos públicos han sido derivados en grandes cuantías a los grupos empresariales que controlan la sanidad. Porque en Canarias no se invierte en sanidad pública, por ejemplo en la construcción de hospitales con camas públicas, desde hace más de 35 años.

Porque la enfermedad y la salud, en Canarias sigue siendo un gran negocio en el que apuestan inversores locales y foráneos, nacionales e internacionales, ofertando conciertos muy beneficiosos con el Servicio Canario de Salud, con el Gobierno de Canarias, y del que se obtienen suculentas ganancias. Porque... ¿creen ustedes que algún empresario invertiría en negocios ruinosos o solo por el deseo de ofertar un derecho a los habitantes de estas Islas?

Estos motivos y la aplicación de una política de recortes y restrictiva en la sanidad pública, parecida a la nefasta e intolerable que aplica el Gobierno estatal, no nos engañemos, es lo que debería a los canarios realizar también una marea blanca o, por qué no, un tsunami blanco, porque la situación sanitaria entre nosotros no está para tirar voladores..

Invito a la concienciación de todos los ciudadanos canarios en este tema en el que tanto nos va: nuestra propia vida y nuestras enfermedades. Menos apatía y resignación, menos aplatanamiento; que se escuche nuestra voz...

Que la "marea blanca" de Madrid nos sirva de ejemplo y no se convierta aquí en el "chapapote canario".

*Médico. Intersindical Canaria