Curtido desde hace años en la televisión, donde ha participado en algunas de las series más exitosas de la parrilla como "Al salir de clase" a finales de la década de los 90, o, más recientemente, "Tierra de Lobos", "Los Borgia" e "Isabel", Sergio Peris Mencheta ha demostrado con creces su versatilidad en el mundo de la interpretación en el que también destaca su actividad como actor de teatro y un solvente currículum en el cine con presencia en producciones nacionales e internacionales, llegando a compartir reparto con estrellas de la talla de Joe Pesci y Helen Mirren.

Ahora, ha optado por desarrollar su faceta de director teatral y manejar la batuta de montajes como "La tempestad", de Shakespeare, y "Un trozo invisible de este mundo", escrita y protagonizada por Juan Diego Botto, que esta noche, a las 21:00 horas, tendrá su última función en el teatro Leal de La Laguna.

Después de cosechar tantos éxitos delante de las cámaras o en "primera línea de fuego" de los escenarios ¿cómo llegó a meterse en este fregado de la dirección?

Antes de comenzar "Al salir de clase" yo ya había hecho mucho teatro. Comencé con una compañía de la universidad y ya desde entonces compaginaba las labores de actuación y dirección. Es decir, que, de alguna manera, el actor y el director nacieron a la vez.

¿Y cómo se lleva tener bajo sus órdenes a un actor como Juan Diego Botto que, además, es el autor de la obra?

Pues la verdad es que se lleva fantásticamente. Entre los dos hay una sintonía estupenda. Somos de la misma quinta... Hay algo de universo común que se extiende a muchos ámbitos, ya que tenemos una ideología similar y, prácticamente, nos gustan las mismas cosas. La diferencia es que él es eminentemente un intelectual y yo más bien soy un tipo instintivo-emocional. Él habita más arriba y yo más abajo; yo soy más caótico y el más ordenado y, por tanto, se ha producido una mezcla muy potente.

¿De dónde surgió la idea de trabajar juntos?

Todo partió de cuando Juan vio la obra "Incrementum", que yo estaba dirigiendo y le encantó. De hecho, propició que se llevara a la sala Mirador, que dirige su madre, Cristina Rota. Después de eso, de repente recibí su llamada proponiéndome que dirigiera una obra inspirada en unos textos suyos, que me apasionaron y, evidentemente, le dije que sí.

¿Cuando está entre bambalinas no le dan ganas de lanzarse al escenario?

En absoluto. Cuando voy al teatro como espectador sí, pero cuando se trata de una función que dirijo yo no me dan ningunas ganas. De hecho, en alguna ocasión he tenido que sustituir a un actor por enfermedad u otro problema y la sensación ha sido como si estuviera en escena chasqueando los dedos para que la obra tuviera más ritmo en vez de estar pendiente de lo que me tocaba como actor. Está claro que no me funcionan los dos cerebros a la vez.

¿Y en el caso de que su rol en "Un trozo invisible de este mundo" fuera el de actor, qué personaje le gustaría interpretar?

Si fuera el director de castin, probablemente me hubiera elegido para el policía de aduanas del primer monólogo, pero lo que más me habría gustado interpretar es la última pieza ("El privilegio de ser perro"), que es un bombón porque es la guinda que cierra la función y está escrita de una manera maravillosa.

A pesar de estar inmersos en plena crisis a usted no parece afectarle porque su rostro es casi uno de los fijos en la pequeña pantalla. ¿Cuál es el secreto?

Pues aunque parezca lo contrario llevo un año y tres meses sin trabajar como actor. La serie "Isabel" se terminó de grabar en noviembre de 2011 y vamos a empezar a rodar la segunda temporada en febrero. Así que técnicamente he estado en el paro. No obstante, el secreto, tanto para mi profesión como para otro sector, es moverse y no estar esperando a que suene el teléfono. Para mí, crisis es sinónimo de cambio y, por tanto, no tiene una connotación negativa. De este modo, es el momento perfecto para hacer escuchar a las tripas y al corazón, replantearse las cosas y, por qué no, acordarnos de lo que queríamos ser de pequeños y emprender una nueva aventura. Mírame a mí. Yo de niño lo que quería era subirme a un caballo, coger una espada y gritar ¡Adelante! y, ya ves, he acabado haciendo películas de época.

De hecho ha llegado a encarnar al Capitán Trueno. ¿Cómo valora esa experiencia?

Como todo en la vida, tiene la luz y la sombra. La primera ha sido la posibilidad de, ahora que soy padre, poder encarnar a un personaje soñado como este para mi hijo, así como trabajar con el director, el reparto y el equipo técnico de la película. No obstante, la sombra fue el productor, Pau Vergara, que no estuvo a la altura del proyecto, lo que provocó que hiciera aguas. Es una pena que estuviera en las manos equivocadas.

Parece que era un proyecto gafado desde el principio ya que se venía intentado hacer desde una década antes y nunca llegó a fructificar?

Precisamente, el estigma de gafe es lo que ocasionó que se quitara del medio todo el mundo y cayera en manos de un auténtico inepto. Así que, si huiera sido otro el que estaba al frente, incluso con otro capitán Trueno mejor que yo, habría sido un éxito rotundo y habría ayudado a que el cine español no esté mendigando por las esquinas.

¿No es posible hacer una nueva intentona?

Es muy difícil y tendrían que pasar muchos años para que nos olvidemos del fiasco que ha sido esta película en la taquilla y a nivel de crítica. Se esperaba mucho de ella y no cumplió con las expectativas. Yo y la inmensa mayoría de los que participamos nos dejamos la piel, pero no salió porque estaba comandado por una persona a la que le falta un hervor.

Pasemos página. A modo de compensación, se ha permitido el lujo de compartir reparto con Hellen Mirren y Joe Pesci en "Love Ranch".

Trabajar con ambos ha supuesto un antes y un después en mi vida. Es una pena que no se estrenara en España, pero creo que ha sido y será el mejor trabajo de mi carrera. En cuanto al rodaje fue una experiencia muy dura, pero maravillosa.

Aún así, la televisión es lo que le ha dado la fama...

La repercusión que uno tiene con la televisión es infinitamente mayor que con el cine. Hay grandes actores de cine que cuando van por la calle pasan desapercibidos y la profesión está llena de actores de la tele que apenas acaban de empezar, pero los paran constantemente. Para mí, la televisión es el principal arma para cambiar el mundo, pero a los poderes fácticos lo que les interesa es dejarnos agilipollados. Por ello, es labor y tarea de todos hacer calidad con la tele que, salvo excepciones muy dignas como "Isabel", que es como un oasis en un desierto, brilla por su ausencia.

También han sido destacados sus papeles de malo en "Los Borgia" y "Tierra de lobos". Le ofrecen más papeles de villano de que de bueno. ¿En qué rol se siente más cómodo?

Me lo paso infinitamente mejor haciendo un tipo lleno de sombras porque me permite expurgar al hijoputa que todos llevamos dentro.