Pagar al ciudadano por cada envase que devuelva en los establecimientos de alimentación para ser reciclado es el proyecto, denominado Sistema de Retorno de Envases, que propone la Fundación Global Nature para que se instale en Canarias como punto de partida para su extensión por todas las regiones de España. Esta práctica, que se realizaba en el Archipiélago hace más de 30 años, funciona en Alemania desde hace diez años, consiguiendo un 98 por ciento de reciclaje de los materiales utilizados en estos envases.

El objetivo de este proyecto es incentivar e incrementar la reutilización y el reciclaje, así como mejorar la calidad de los materiales y la sostenibilidad en general y reducir el consumo energético, explicaron los promotores de la propuesta a EL DÍA durante una visita a la ciudad alemana de Düsseldorf para observar el funcionamiento del sistema.

Además se conseguiría una mayor limpieza en las calles, playas y lugares públicos, pues cada lata o botella tirada en los espacios públicos tiene precio para todo aquel que la retorne en un establecimiento destinado para ello.

Ejemplo de esto son las ciudades alemanas, donde no se ven envases de bebidas abandonados en lugares públicos, y de haberlos alguien los recoge para obtener un beneficio económico.

El motivo por el que se pretende implantar este sistema es que en España, de los 51 millones de envases que se ponen a diario en el mercado, se abandonan, incineran o entierran en vertederos 28 millones, a los que suman otros 4 cuyo destino se desconoce, explicaron los promotores.

Enterrar o incinerar estos envases cuesta a las administraciones públicas españolas 68 millones de euros, a los que hay que sumar otros 65 millones de euros en materia prima que no se recupera. Esto, según los promotores del proyecto, suponen 133 millones de euros anuales "derrochados" en el país.

Por contra -señalaron-, este sistema tendría coste cero para las administraciones, y tendrían un beneficio de entre 57 y 93 millones de euros en ahorro en servicios de recogida y limpieza.

Otro motivo del éxito de esta práctica en países como Alemania es la comodidad para el ciudadano, pues en vez de tener que buscar un contenedor para reciclar, la devolución se podría realizar en cualquier supermercado aprovechando que se va a hacer la compra.

Este procedimiento también asegura que "quien contamine pague", pues en la actualidad las empresas envasadoras solo pagan por los envases que van al contenedor amarillo y/o verde, en lugar de hacerlo por todos los productos que ponen en el mercado, señalaron los miembros de Retorna, colectivo sin ánimo de lucro formado por ONG ambientales, sindicatos y asociaciones de consumidores, entre ellos la Fundación Global Nature.

Además, este mecanismo es un 60 por ciento más económico que el actual Sistema Integrado de Gestión (SIG), costando el primero 0,76 céntimos frente al 1,97 euros del segundo. Pero esta propuesta no sustituiría a los SIG, manteniéndose los contenedores de reciclaje se mantendría para otros materiales, como el cartón y el plástico.

En el plano laboral, la implantación en España del Sistema de Retorno de Envases supondría en su primera fase la creación de 14.000 puestos de trabajo directos, según los estudios de los promotores.

Por otro lado, los ecologistas señalaron que este es el procedimiento de recogida de residuos de envases con menor impacto ambiental, evitando 320 kilogramos de CO2 equivalente por tonelada de envases recogidos con el actual sistema. Además, al darle un valor económico al envase se triplican los índices de recogida selectiva, como ya ha ocurrido en países donde está instalado. También se conseguiría mejorar el cumplimiento de los objetivos de la Unión Europea, al potenciar la prevención de residuos, facilitar la reintroducción de los envases, alcanzar el máximo nivel de reciclado y reducir el vertido y la incineración.

¿En qué consiste el Sistema de Retorno de Envases? Por cada envase de bebida que se devolviera en un supermercado o comercio dispuesto para ello, el ciudadano recibiría 20 céntimos de euro (cantidad estimada por los promotores para España según el tipo de material; en Alemania la devolución al usuario asciende a 25 céntimos de euro).

Cabe señalar que esta sería la cantidad en la que se incrementaría el precio de cada bebida a la hora de adquirirla, pero no supondría un mayor coste del producto para el consumidor, puesto que vería recuperado este dinero cuando devolviera el envase.

Hay dos formas para realizar el retorno: la automática y la manual. La primera consistiría en depositar los envases en máquinas específicas para esto, las cuales entregarían un ticket al usuario que sería canjeable en el comercio por 20 céntimos de euro o se descontaría esta cantidad del valor total de la compra que se realice de forma posterior. El aparato realizaría la clasificación de material (vidrio, plástico, bric y metales) de forma automática para su separación.

El coste para el comercio de cada máquina de retorno asciende a cerca de 10.000 euros, una inversión recuperable puesto que pues por cada envase recuperado el establecimiento percibe 3 céntimos de euro. Así, los promotores estiman en España un beneficio anual de 300 euros para un pequeño comercio y 300.000 euros para una gran superficie.

En cuanto al método manual, consistiría en que el consumidor reciba en efectivo la cuantía establecida por cada envase entregado en la caja del establecimiento donde se realice el retorno.

Cabe señalar que cada comercio se encargaría de determinar el mecanismo de devolución que utilizaría.

Un elemento fundamental de este sistema es que solo serían retornables aquellos productos creados en España, con lo que todos los beneficios, tanto ecológicos como económicos, quedarían en el país. Para ello cada producto contaría con un código específico.

Este elemento de identificación también sirve para verificar la cantidad de envases devueltos por cada comercio y la consecuente retribución económica que le corresponde, así como para controlar el reciclaje y producción de los envases.

Una vez realizado el retorno por el consumidor, los envases serían enviados a una planta de clasificación, donde se verificaría su procedencia y material, para la posterior fase de reciclaje del material obtenido. Cabe señalar que, por ejemplo, en el caso del aluminio, una tonelada de este material recuperado es pagada por los fabricantes de envases a 1.000 euros en Alemania.

Este sistema ya funciona de forma óptima desde hace varios años en diversos países europeos, como son los casos de Alemania, Dinamarca y Noruega, así como en el Sur de Australia, entre otros lugares.