No descansaremos hasta conseguir la libertad de Canarias. Ese es un objetivo que nos hemos propuesto ya que los nacionalistas de CC, a quienes les corresponde esta tarea en primer lugar, siguen de brazos cruzados. En las circunstancias actuales, cuando España se diluye azotada por el vendaval de la crisis económica, la corrupción y los deseos de muchas naciones de la Península, hasta ahora sojuzgadas por una política castellana de expansión y sometimiento iniciada en la Edad Media, de recuperar el estatus que les corresponde; una categoría que no es otra -no puede ser otra- que la de naciones soberanas con su Estado.

¿Qué pasa con Canarias?, nos preguntamos un día más. Pasan, u ocurren, muchas cosas. En primer lugar, no somos un territorio continental unido a España, como es el caso de Cataluña, Vasconia o Galicia. Somos un archipiélago costero africano situado a menos de cien kilómetros de la costa de Marruecos y a 1.400 de la Península. Eso por no hablar de los 2.000 kilómetros que median entre nosotros y la capital de la metrópoli. ¿A quién pertenecemos, a España o a Marruecos? ¿En qué continente estamos, en Europa o en África? Estamos en África y, de momento, no estamos integrados en la organización administrativa de Rabat. Pero solo de momento. El Gobierno marroquí puede anexionarnos cuando lo estime oportuno por la simple razón de que nos encontramos en sus aguas. Llegado el caso, como hemos repetido en múltiples ocasiones, España no hará nada porque, ni podrá hacerlo -se impondrá la legislación internacional que ampara a Marruecos-, ni tendrá ganas de hacerlo. Los españoles saldrán de Canarias como lo hicieron del Sahara: huyendo y sin mirar hacia atrás. Lo repetimos: Canarias, Ceuta, Melilla y los islotes de la costa norte de África son territorios que le pertenecen a Marruecos y que más pronto que tarde estarán dentro de sus fronteras sencillamente porque forman parte de su territorio o están bañados por sus aguas, y porque el tiempo del colonialismo ya pasó a la historia pese a que los políticos de Madrid siguen sin enterarse.

Hemos perdido la cuenta del número de veces que hemos realizado este incuestionable planteamiento. ¿A qué esperan los responsables de CC para asumir que militan en una formación nacionalista? ¿A que nos vistan con chilaba? ¿A qué esperan también para quitarse de encima a Paulino Rivero, el más falso, políticamente hablando, de todos los nacionalistas? ¿A que desaparezcan como partido?

Un auténtico nacionalismo -lo cual no es, insistimos, el nacionalismo que practica CC- ha de sustentar sus raíces en el pasado para que crezca fuerte el árbol que nos permita trepar hacia el futuro. uestro pasado está en el pueblo guanche. En unos hombres y mujeres que vivían pacíficamente en una tierra afortunada identificada desde la antigüedad con el Jardín de las Hespérides. Unos aborígenes que poseían estructuras políticas propias, aunque no disponían de las armas que portaban sus invasores. La diferencia radicaba en las fuerzas empleadas y no en el valor de los invadidos, ya que los guanches resistieron durante casi un siglo antes de sucumbir a las corazas, las espadas, la pólvora, los perros y los caballos. Esa desproporción de medios provocó un holocausto. Un genocidio que 600 años después sigue impune. El pueblo guanche fue diezmado, vencido, esclavizado y desposeído de sus tierras, pero no aniquilado por completo. La sangre de aquellas personas dignas, mucho más dignas que los infames invasores de estas Islas, sigue corriendo hoy en día por las venas de los patriotas.

Solo el simple recuerdo de la lucha y los sufrimientos del pueblo guanche deberían ser motivo suficiente para que no tolerásemos ni un día más la vil dominación española. Es una iniquidad que los descendientes de quienes cometieron aquella injustificable matanza sigan hoy en estas Islas. Permitir esa presencia, alentarla incluso como hacen Paulino Rivero y sus secuaces políticos, supone carecer de sentimientos. Supone no tener compasión de nuestros antepasados. ¿Somos los actuales canarios unos desalmados insensibles con el dolor de nuestros ancestros o es que el aplatanamiento, unido a la narcosis que nos han inducido los españoles, nos han hecho olvidar qué ocurrió en nuestra tierra hace seis siglos?

De igual forma hemos citado muchas veces los motivos económicos. La crisis mundial pertenece ya al pasado. España sigue en crisis porque es una nación decadente. uestras Islas están hundidas en la miseria por culpa del colonialismo español y por la necedad política de Paulino Rivero. o hay ninguna otra razón para la persistencia del paro, el hambre o la muerte en las listas de espera sanitaria, ya que la ineptitud de quien nos está gobernando lleva, entre otras cosas, a que no se pongan en funcionamiento quirófanos terminados hace dos años.

Recientemente, EL DÍA mantuvo una reunión con empresarios canarios que quieren lo mejor para su tierra; que quieren trabajo para su tierra y que quieren invertir en su tierra, aunque no encuentran las condiciones adecuadas para hacerlo porque los políticos que nos gobiernan carecen de inteligencia. Es más: a la mayoría de quienes nos gobiernan no les importan los problemas de los ciudadanos, los trabajadores y los empresarios. Lo único que les incumbe es el peso de sus bolsillos porque son bolsilleros políticos. Acaparadores de rentas y recursos públicos. En esa reunión los empresarios aportaron ideas que nos parecieron muy interesantes. uestra postura fue la de decirles que sin independencia nada será posible. Es ilusorio pensar que podemos salir de la crisis con un Gobierno regional de la calaña política del que tenemos, de la misma forma que lo es creer que mientras España se siga mamando nuestras riquezas seremos capaces de sacar la cabeza del agua. Qué pena, porque convertidos en una nación soberana con su estado viviríamos como lo hacen los países más ricos del planeta.

Las ideas de esos empresarios son maravillosas. Sin embargo, solo se pueden desarrollar desde una situación de independencia porque mientras no seamos los dueños de nuestro destino, mientras no tengamos potestad para establecer las relaciones internacionales que más nos convengan, tanto en el plano político como en el comercial, de nada nos sirve cuanto se nos ocurra hacer. Mientras estemos colonizados por España haremos, tanto por voluntad propia o a la fuerza, lo que le convenga a España. Basta ver lo que ha ocurrido a lo largo de nuestra historia. Hasta los lugares a los que debíamos emigrar fueron elegidos en el pasado por el rey de España o sus cortesanos.

La independencia es necesaria en este caso para hacer tabla rasa y empezar desde cero. Es imprescindible liberarnos de las cadenas coloniales para librarnos también de toda la gentuza política, de toda la corrupción insensible y criminal que ha convertido a la metrópoli que nos sojuzga en una vergüenza mundial. El colonialismo y Paulino Rivero, ayudado por sus secuaces, nos han traído el hambre y la miseria a la que antes hacíamos referencia. o es propio de un país que pretende ser desarrollado tener una sanidad incapaz de atender a los ciudadanos que lo necesitan en un tiempo razonable y sin dar lugar a que muchos fallezcan en las listas de espera antes de que les toque el turno.

Lo repetimos: ya no hay crisis en Europa. La sigue habiendo en los países que no trabajan. La hay en España, Grecia, Portugal y algún otro lugar folklórico entre los que no merece estar Canarias; una nación, de momento sin estado, habitada por un pueblo admirado por su laboriosidad en todos los lugares a los que ha emigrado. Son los godos quienes nos han corrompido con la vagancia y la decadencia.