El director Juan Carlos Armas resolvió en poco más de tres horas la primera de las tres galas de elección de una reina del Carnaval 2013: la de ayer, protagonizada por los mayores, en la que Francisca Pérez Lemes, de la Asociación de Mayores San Albino de Tíncer y Cafetería Artadi de La Matanza, fue proclamada soberana de Tenerife. El espectáculo fue bueno. A secas, aunque pudo llegar a un notable si el director hubiera prescindido de artistas profesionales que intervinieron en "playback", lo que deslució el espectáculo. Para actuaciones grabadas, hasta La Zarzuela...

Si la gala se hubiera limitado al desfile de aspirantes, la sucesión más rapidita de los grupos de mayores y algún que otro "polvorete" más de Pepe Benavente, el espectáculo hubiera sido sobresaliente. Se ha convertido en un tópico, pero Pepe Benavente calienta el ambiente, sintoniza con el público y hace con los mayores lo que le apetece, alimentando el espectáculo. La docena de grupos de mayores que se sucedieron sobre el escenario cumplimentó su participación con gusto, sintonizando con el público -que llenó poco más de medio recinto ferial-.

En el apartado de "debe", las actuaciones grabadas de los cantantes profesionales y habituales del escenario, como Luis Deseda, que cantó y dio su "Matraca"; quedó deslucida la intervención de Olga Benavente con sus cuatro nietos, con más sentimiento que Carnaval -por no ir acorde, los niños no estaban ni disfrazados-; el intérprete Luis Alberto del Caribe o la mismísima Zarzuela, grupo que enamora a cualquier carnavalero que se precie y que por intervenir en "playback" quedó descolocado sobre el escenario.

Junto a los diseños, más sencillos pero mucho más lucidos porque fueron bailados y defendidos por las señoras, impresionó el grupo coreográfico Ansinalegría, que viene a ser como la versión sénior del colegio Echeyde. En otras palabras: un ejército sobre el escenario con gran calidad coreográfica, con el valor añadido de su veteranía. La gala, si se ciñe a la aportación de aspirantes y grupos de amyores, muy bien. Desentonó la inyección que se supone se le reservaba a la juventud para dar un impulso que, lejos de sumar, le restó. Pepe Benavente, él solo hace el espectáculo, y Teresa Alfonso, la voz del Carnaval. Falta por resolver si la humorista Petit Lorena pagó por actuar. Confundió tercera edad con humor verde.