La gala de la reina infantil de ayer discurrió sobre ruedas, y no por su calidad sino por el abuso de este mecanismo en las fantasías, que a este paso obligará a habilitar una ITV para minicarrozas.

El director de la gala, Juan Carlos Armas, se propuso 3:30 horas de duración y lo consiguió, pero no todo vale a cualquier peso. La elección de la representante de Trapaseros y Masquebichos como reina del Carnaval de Santa Cruz tuvo lugar en medio de una sucesión de grupos coreográficos, casi todos ataviados sobre "Bollywood", en los que se intercalaron los cinco bloques en los que se distribuyeron las 25 protagonistas de la velada.

Pero faltó Carnaval, orden y sentido al espectáculo, que no conectó ni transmitió magia. Para abrir, 20 minutos de obertura sobre Bollywood. Era la antesala de lo que estaba por venir. Al cierre de las actuaciones, referencia a Alí Babá, de la cultura árabe, como si fuera lo mismo que Bollywood... Pero es Carnaval y cabe todo, menos el relajo de los presentadores, Alicia Rodríguez e Ivo López, que se deshicieron en elogios a la organización. Una y otra vez. Igual les pareció mucho lo que les pagaron por hacerlo... Junto a los maestros de ceremonia, que luchaban por despertar al público del sopor en el que cayó el desfile en algún momento, un payaso -de profesión- que, por aquello de los recortes, pareció actuar al inicio con turbante reciclado del rey mago Gaspar.

A veces se confía demasiado en el encanto de las canciones Disney, y eso fue lo que pasó con Sergio Branic, con apellido que recuerda al mago, pero él sin magia ni encanto. Fueron tres horas y media de tensión, porque se esperaba que en algún momento acabara el chaparrón de Bollywood y comenzara el Carnaval, pero fue a peor. Ni las murgas lo salvaron, que actuaron huérfanas de pasacalle y despedida. Ni parodias. Daba pena verlas cómo cantaban y se marchaban con la misma... Por salvar algo, la grabación de voces de las niñas que, sobre su música, hablaban al público, como la reina, lo que le dio el premio.

Terminó la tercera de las cuatro galas, y sigue sin enganchar. Fue un festival aburrido, deslavazado, soso y con empacho de agradecimiento por parte de los presentadores. Aunque no agradezcan estas letras.