1-0

cd tenerife-ORENSE

Tenerife: Aragoneses, Javi Moyano, Bruno, Tarantino, Jesús Álvaro, Íñigo Ros, David Medina, Suso, Cristo Martín, Chechu y Aridane. En el minuto 47, Ochoa entró en lugar de David Medina; en el 63, Ayoze sustituyó a Suso, y en el 79, Martí a Chechu.

Orense: Pato (1); Yosu (1), Portela (1), Capi (1), Claudio (1); Yebra (1); Borja Valle (1), Adil (1), Álex Fernández (1), Iván González (1) y Quintairos (1). En el minuto 60, Sanginés (1) entró por Quintairos; en el 78, Íker (s.c.), por Borja Valle; y en el 82, Pablo Pillado (s.c.), por Adil.

Árbitro: Jesús Arroyo Cortés, (1). Andaluz. Llevó el partido muy fácil. Sin tarjetas hasta la segunda parte. Sacó las justas. Iba camino de cerrar un buen arbitraje si no hubiera obviado el penalti a Martí en el último instante del juego. Él miró al asistente, porque la jugada lo pilló lejos, y éste no se lo indicó, por lo que decidió pitar el final del partido. Los visitantes reclamaron mano de Aridane en el control previo al gol. Y hay un agarrón al propio Aridane sin sanción en el 71''. Vieron la amarilla Suso (62'') y Martí (88''), por los locales, y el visitante Yebra (69'').

Gol: 1-0, m. 80: Aridane controla en la frontal de espaldas al marco, cede a Cristo, cuyo disparo se le escapa a Pato y aparece Martí para marcar.

Incidencias: Partido de la vigésimo segunda jornada de la Liga de Segunda División B, Grupo I, disputado en el Heliodoro Rodríguez López ante 8.035 espectadores. Mañana soleada. El Tenerife lució su indumentaria habitual y el Orense camiseta roja y pantalón blanco. Debutaron Ochoa y Ayoze (en casa).

Entra savia nueva en el conjunto blanquiazul, y de la buena, en un momento crítico de la temporada para el Tenerife, porque el equipo, aunque entero desde el punto de vista defensivo, estaba empezando a bloquearse por su falta de soluciones con la pelota. La llegada de Ochoa y la irrupción ayer de Ayoze Pérez son dos grandes noticias, porque ambos se ofrecen como solución para impulsar a este equipo en la fase decisiva de la temporada. En la primera parte de ayer, la apuesta de jugar en casa con 7 futbolistas de corte defensivo tocó fondo. La gente ya no aguanta eso. Fue la peor versión de la temporada. El equipo de Álvaro tuvo las mismas dificultades de siempre para superar líneas rivales con el balón (solo remató a puerta a la salida de un córner 10''), pero a su rigidez habitual se le añadieron los problemas que generó un muy buen Orense con su presión avanzada, que obligó a David Medina y a Íñigo Ros a jugar hacia atrás y a apoyarse una y otra vez en los centrales. Bruno y Tarantino, apretados por el rival, se quitaron la pelota de encima como pudieron para evitar pérdidas en esa zona tan peligrosa y el equipo de Cervera se deslavazó, perdió el control, sus líneas se abrieron mucho y en general degeneró el uso de sus posesiones, lo que provocó las protestas del público pidiendo cambios al banquillo. Se supone que la gente entendía que la presencia de jugadores como Ochoa (idealizado, porque no le habíamos visto jugar) podría arreglar el desastre del Tenerife en el manejo de la pelota. Y sucedió así. A los dos minutos de la continuación, el flamante fichaje blanquiazul entró al campo sustituyendo a David Medina y fue recibido con una cerrada ovación. El salvador desconocido... La mejoría del Tenerife fue tan lenta como progresiva ya hasta el final del encuentro. El equipo local movió mejor la pelota, empujó al Orense hacia su área poco a poco y fue recuperando la bola más rápido. Eso le permitió juntarse más arriba. Cervera dijo en la sala de Prensa que la clave en esta transformación de la segunda mitad radicó en que su equipo defendió mejor. Es lo del huevo y la gallina. Creo que fue al revés: que lo que le permitió al Tenerife dar un paso al frente fue su mejoría con el balón, o sea, tener posesiones más largas y acabar las jugadas. Así, se fue agrupando, Ros dio un paso adelante para apretar y la defensa jugó más cerca de los volantes. La tendencia del partido era de presencia creciente del Tenerife en el campo de un Orense que ya no salía, pero en esa apuesta de cargar ofensivamente el juego, el equipo de Cervera cometió sus errores, en uno de ellos, tras un córner a favor, los visitantes montaron un contragolpe guiado por tres jugadores contra Ros, que cerraba solo en el balance defensivo. Bruno, en un sobreesfuerzo de recuperación, y la mala ejecución del último pase rojiblanco evitaron el 0-1, que volvió a rondar el marcador justo un minuto antes del tanto de Martí, cuando Íker perdonó de cabeza a bocajarro tras la más larga posesión ofensiva de su equipo en esta segunda parte. A esas alturas de partido ya había quemado Álvaro Cervera sus recursos desde el banquillo. La apuesta pasó a ser despoblar los costados y cargar por el centro del ataque. Primero puso a Ayoze y quitó a Suso; el canterano enriqueció el juego, cayó por detrás de Aridane y le dio muchas soluciones al fútbol del equipo en la zona de tres cuartos; hizo bien todos los apoyos, pisó el área para disparar dos veces, una por encima del marco y otra a un lateral de la red, dio pases profundos de calidad y acabó todas las jugadas. No perdió ni un balón y dejó el sello de la clase indiscutible que le pone en el camino de ser un jugador especial. Es asombrosa la tranquilidad con la que afrontó su primer examen en un marco tan exigente como el Heliodoro. El siguiente cambio de Cervera, en plena lucha contra el reloj, fue la entrada de Martí por un discutido Chechu, para cargar aún más de presencia la zona central del área. La apuesta de acumular gente ahí dio resultado, tal como había sucedido hace dos semanas ante el Marino: Aridane controló de espaldas, cedió a Cristo Martín y el remate de éste desde la frontal lo dejó suelto el portero. Martí llegó a tiempo para marcar. Faltaban solo 10 minutos para el final y el Tenerife salvaba de esta manera su partido más pobre en el Estadio. Hasta el final el equipo tuvo el oficio de protegerse con la pelota, no sufrió ninguna jugada de ataque de los visitantes y acabó muy desahogado, a pesar del corto margen del marcador y de tener sobre el terreno un centro del campo con menos capacidad defensiva que el que empezó el partido. Moraleja: con los buenos en el campo es más fácil ganar.