Convertir una idea en un proyecto empresarial viable ha sido el objetivo durante el pasado fin de semana de 65 emprendedores que participaron de la primera edición de Tenerife Startup Weekend. Unas jornadas que se celebran a lo largo del año en cientos de ciudades. El primer día se realizó la exposición de proyectos y composición de grupos. Los emprendedores que quieren desarrollar su idea tienen que conseguir convencer a otros de que merece la pena. Es el primer paso: no tener miedo a compartir. Solo pudieron superar esta etapa siete de los dieciséis proyectos presentados. Las 54 horas que dura un Startup Weekend son intensas. Cada grupo trabaja en una sala a puerta cerrada. En los pasillos no hay actividad, pero cada área de trabajo esconde una actividad incesante. Las mesas se encuentran llenas de ordenadores, libretas y bolígrafos. Las paredes, con "post-it", también son parte del escenario de trabajo junto con las pizarras que presentan un mapa difícil de descifrar con ideas unidas por flechas y agrupadas con círculos. Las conversaciones cruzadas se suceden. Están dando lo mejor de sí. Todas las ideas iniciales cambiaron. La formación recibida, la necesidad de crear equipos multidisciplinares con personas que no se conocían y la orientación ofrecida por los mentores les ayudó a tener nuevos puntos de vista. Acercaban la idea de producto a la realidad. Algunos participantes tienen trabajo y confiesan que no lo van a dejar aunque ganen. Otros están en paro y creen que es una oportunidad. También hay estudiantes. La pasión e intensidad que demostraron este fin de semana es un claro ejemplo de que en Tenerife se quiere superar esta crisis. Se enfrentaron a un reto complejo y trabajaron en equipo aportando cada uno su profesionalidad para construir, aunque sea sobre papel y pantalla de ordenador, una oportunidad para emprender.