La sordera en recién nacidos tiene un origen genético en el 70 por ciento de los casos y es hereditaria en un 10 por ciento, mientras que uno de cada cinco (el 18%) obedece a malformaciones óseas del oído interno.

Este es el balance del programa de detección precoz de la sordera neonatal que el Servicio Canario de la Salud puso en marcha hace cinco años, cuyas principales conclusiones expuso ayer el jefe del servicio de Otorrinolaringología del complejo hospitalario Materno-Insular de Gran Canaria, Ángel Ramos.

Desde 2007 y hasta diciembre de 2012, el Hospital Universitario Materno Infantil de Gran Canaria ha detectado problemas auditivos en 447 de los 34.477 niños nacidos allí.

Unos 2.000 niños españoles podrían tener algún tipo de sordera, en la mitad de los casos por haber estado expuestos a factores de riesgo, entre los que citó el bajo peso o haber requerido de cuidados intensivos.