No nos podemos quitar de la cabeza esa cifra de 6.000 canarios obligados a emigrar durante 2012 por falta de trabajo en tierra. Los jóvenes, y también los no tan jóvenes, se tienen que marchar, pero Paulino Rivero y sus compinches políticos siguen aquí. También siguen aquí los godos, los españolistas, los amantes de la españolidad y los fieles a España, pese a que todos ellos, al igual que el necio político que nos gobierna, hace tiempo que deberían haberse marchado. Mejor hubiera sido que nunca hubiesen venido. Una vez más queremos aclarar que hablamos de godos, no de peninsulares o españoles. Los españoles que deseen vivir entre nosotros respetando nuestra idiosincrasia y nuestras leyes siempre serán bien acogidos en esta tierra. o lo son aquellos que llegan con ánimo de conquista y una actitud prepotente, como hicieron los adelantados hace casi seis siglos.

Es un crimen, lo decíamos en nuestro comentario de ayer y lo repetimos hoy, que los jóvenes canarios tengan que marcharse al extranjero cuando si fuésemos dueños de nuestros recursos y riquezas dinerarias esta nueva diáspora no sería necesaria. ¿Qué necesidad tenemos de seguir soportando al abusador régimen colonial español y al inoperante Gobierno presidido por Rivero? ¿Por qué no dimite de una vez, como lo ha hecho el Papa, y cede su puesto a los auténticos patriotas canarios? ¿Por qué no interviene el pueblo para exigir su dimisión y, si se confirman las sospechas que muchos albergan en estas islas, su enjuiciamiento, condena y prisión? ¿Por qué no se manifiestan los sindicatos, las asociaciones de vecinos, las organizaciones profesionales y hasta los organismos de la Administración pública para exigir que se ponga fin a un caos infernal que está dejando completamente arruinadas a unas Islas antes afortunadas?

Mucho nos tememos que el mal causado por Rivero y sus secuaces políticos sea ya irrecuperable. ¿Cuánto tiempo será necesario para remediar este enorme desastre? ¿Tal vez una o dos generaciones? Lo único cierto es que cuanto más tiempo transcurra, peor estaremos. Tenemos que dejar atrás nuestro arcaico aplatanamiento y echarnos a la calle, hoy mejor que mañana porque mañana puede ser muy tarde. Estamos convencidos de que ya es tarde para muchas cosas, pero más vale tarde que nunca. El tiempo juega en contra de nuestros intereses y a favor del tirano político que nos gobierna. Cuantos más días pasen, mejor estará él y peor el pueblo canario. Él, junto a la virreina de la peineta y la mantilla, señora bella, concluirán su mansión de El Sauzal y llevarán una vida cómoda rodeados de lujos asiáticos. En cambio, el pueblo cada vez pasará más hambre. Cada vez habrá más desahuciados en las calles, más muertos en las listas de espera sanitaria y más isleños obligados a abandonar la tierra que tanto quieren -la tierra de sus familiares, de sus amores, de su cultura y de su idiosincrasia- para buscar el sustento lejos. Qué ironía: los canarios más valiosos en el extranjero y la morralla política -es decir, aquellos que han sido los responsables del desastre- acomodados en palacetes.

Canario, no predicamos la violencia -siempre la rechazaremos-, pero te recordamos que por mucho menos se alzó el pueblo francés un 14 de julio de 1789 y asaltó la Bastilla. Podemos tomar pacíficamente la Bastilla de la iniquidad canaria. Podemos echar a estos sinvergüenzas políticos que nos han arruinado, y que tanto han colaborado con quienes saquean nuestros recursos y riquezas, sin necesidad de recurrir a la guillotina o el paredón. Siempre que hemos hablado de cadalsos y fusilamientos lo hemos hecho en sentido figurado. Parece que las figuras de la retórica literaria no caben en la cabeza de un abogado acusador que el otro día trató de ensañarse con José Rodríguez en una vista civil. Lo intentó y salió trasquilado, porque es muy difícil arrinconar a quien tiene por ideal la consecución de la libertad de todo un pueblo. Que es el más grande y preciado tesoro.

o te llamamos a las armas, canario, pero sí a la desobediencia civil. Con la resistencia pacífica, con la no violencia, echó Gandhi a los ingleses de la India. ¿Por qué no podemos nosotros expulsar de la misma forma a los españoles de Canarias? Si de paso conseguimos que se lleven a Rivero, a la goda política y al resto de la caterva de impresentables que rodean a esta pareja rumana, el éxito sería completo. Optemos por la desobediencia civil si la terquedad de los españoles nos pone en esta tesitura. Cualquier acción, por nimia que parezca, es importante. Lo imperdonable sería que dejásemos de ser colonos españoles -porque ciudadanos españoles nunca lo hemos sido- para convertirnos en súbditos marroquíes.

Cuentan a su favor quienes nos colonizan con el miedo del pueblo. El canario le sigue temiendo a las cadenas que lo ataron en el pasado y al látigo que arrancó la piel de sus ancestros. Le sigue temiendo a los tenebrosos tiempos en los que la Santa Inquisición aterrorizaba a los isleños para mantenerlos sumisos a los reyes españoles y su adelantados en el Archipiélago. Le sigue temiendo a la fuerza de las Fuerzas. Sin embargo, no podemos permitir que nos siga atenazando ese temor porque con ello cuentan los sinvergüenzas políticos, tanto los de aquí como los que están en la metrópoli, para seguir haciendo de las suyas. Paulino Rivero y José Miguel Pérez, líderes de los dos partidos que perdieron las elecciones y luego pactaron entre ellos para gobernar sin que les correspondiera hacerlo, también se aprovechan de la apatía de un pueblo laborioso, inteligente y noble como lo es el pueblo canario. Hemos demostrado sobradamente nuestras cualidades en todos aquellos países a los que hemos emigrado a lo largo de nuestra historia. Ha llegado el momento de demostrarlas también en nuestras propias Islas. o podemos consentir que se perpetúen ni un solo día más dos infamias: el colonialismo y Paulino Rivero, con la circunstancia agravante de que Rivero es un serio obstáculo -nos atreveríamos a decir que el más serio obstáculo- para quitarnos de encima el yugo español.

Rivero y su esposa, junto con esa ya mencionada caterva de impresentables políticos que los rodean, son los causantes de que Coalición Canaria no sea un partido auténticamente nacionalista. Esa ave política exótica, con sus aires altaneros y su cabeza levantada, ha bichado a todo un partido. Ha conculcado su ideario nacionalista y ha sido la principal responsable junto a su marido -nefastamente influido por ella- de que CC sea un casino de bolsilleros de la política, pero no un foro de patriotas ansiosos de ver a sus Islas convertidas en una nación con su estado.

Confiábamos en Rivero y en su partido. Al final, decepción por ambos lados ya que entre todos han destrozado, con su mal gobierno, no solo la economía de una nación afortunada -la nación canaria, que pronto tendrá su estado y su lugar en el mundo- sino también las esperanzas de cientos de miles de isleños. Le hemos oído decir a Rivero en una vista oral lo mucho que lo entristecen los editoriales y comentarios de EL DÍA. Una vez más le preguntamos si no lo ponen también al borde de las lágrimas esos 6.000 canarios que ya no están en su tierra, sino muy lejos. Y los casi 400.000 parados que pasan hambre y las mortales listas de espera, todo causado por su incapacidad para gobernar, tramposa. Suponemos que no porque él no los ve marcharse. A Rivero, como a cualquier tirano político, no le gusta mezclarse con el pueblo. Por eso vuela en helicóptero a suficiente altura para no ver las colas del hambre y usa las salas de autoridades en los aeropuertos para no presenciar otras colas: las que forman ante los mostradores de facturación quienes tienen que irse con lo puesto porque, arruinados por su incompetencia, lo han perdido todo. o permitas, canario, que esto siga así. El cambio está en tus manos.