Nunca antes unas, en apariencia, inofensivas tarjetas de descuento habían causado tanto revuelo en la sede del Parlamento de Canarias. Claro que si esas tarjetas, en pleno debate sobre las prospecciones petrolíferas en las Islas, son de la compañía Repsol, no es de extrañar que no hayan pasado desapercibidas.

Así ha ocurrido con las 100 tarjetas de descuento para combustible que, según fuentes de la empresa petrolera, solicitó la Cámara regional a Repsol y esta envió a la institución que preside Antonio Castro.

Formaban parte, aseguraron las fuentes consultadas, de las 10.000 que conformaron una campaña promocional - "Repsol Más"- que la multinacional del crudo ha realizado en España y en Canarias entre sus clientes.

Esas cien tarjetas, remarcaron las fuentes de Repsol, fueron entregadas a una "alta funcionaria" del Parlamento; por tanto, su reparto lo hizo la Cámara según su criterio. ¿Cuál? No parece claro, pero lo cierto es que algunas de esas tarjetas acabaron en los grupos parlamentarios. Otras parecen haberlas recibido algunos empleados.

¿Y por qué las pudo solicitar el Parlamento? Pues, según las mismas fuentes de la compañía petrolera, porque la Cámara regional también es cliente de Repsol. Aunque ayer no fue posible conocer desde cuándo existe esta relación entre la Institución parlamentaria y la multinacional, lo cierto es que fuentes de la compañía petrolera sostuvieron que ganó un concurso -el Parlamento habla de un contrato- para suministrar combustible a los vehículos oficiales de la Cámara. En cualquier caso, Repsol insistió ayer en desvincular la remisión de las tarjetas descuento del debate sobre los sondeos petrolíferos, que esta semana se ha vuelto a reabrir con fuerza en las Islas.