La directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, afirmó hoy que el "éxito" y los "buenos resultados" de Irlanda para cumplir con su rescate muestran el camino a los otros países con problemas de la zona euro.

Lagarde hizo esas declaraciones después de reunirse en Dublín con el primer ministro irlandés, Enda Kenny, y su titular de Finanzas, Michael Noonan, con los que analizó la marcha del rescate concedido a este país en noviembre de 2010 por la Unión Europea (UE) y el FMI, cuantificado en 85.000 millones de euros.

La responsable del organismo financiero, que contribuye a ese fondo con 23.500 millones de euros, destacó que Irlanda se encuentra en el buen camino para abandonar su programa de ayuda a finales de este año, y que el "FMI seguirá a disposición" de sus autoridades para facilitar esa transición.

Lagarde recordó que Dublín ha cumplido ya con "más de un tercio" de los compromisos adquiridos en el rescate gracias a los "esfuerzos" de su Gobierno y de la "ciudadanía", que marcan la pauta a seguir a otros países para "lograr éxitos y resultados".

En concreto, resaltó que el Ejecutivo irlandés logró el pasado año cumplir con el objetivo de déficit público del 8,6 % fijado en el programa, tras cerrar 2012 con un déficit cuatro décimas por debajo de ese techo.

También celebró que las políticas encaminadas a crear empleo empiezan a dar resultados, después de que la tasa de paro en este país se situara en el 14,2 % en el cuarto trimestre de 2012, cuatro décimas menos que en el trimestre anterior.

Asimismo, Lagarde confió en que la "tímida" recuperación de la economía internacional repercuta positivamente sobre la irlandesa, "una de las pocas" de la zona euro, dijo, que experimentará durante este año un crecimiento de su producto interior bruto (PIB).

Aunque los progresos efectuados "son enormes", la directora del FMI advirtió también de que Irlanda aún debe "hacer más" para completar la reforma de su sistema bancario, cuyo colapso tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2007 obligó Dublín a pedir el rescate.