Una investigación ha permitido recuperar el recuerdo y el trabajo del maestro catalán Antoni Benaiges, que impulsó en una escuela rural de Burgos una innovadora metodología pedagógica y fue asesinado en el inicio de la Guerra Civil.

"Desenterrando el silencio. Antoni Benaiges, el maestro que prometió el mar" (Editorial Blume) es el libro que ha resultado de la investigación emprendida hace dos años por el fotógrafo Sergi Bernal y que firma junto con el periodista Francesc Escribano, el antropólogo Francisco Ferrándiz y la historiadora Queralt Solé.

En una entrevista con Efe, Sergi Bernal ha explicado que, tras recibir una llamada informándole de la posibilidad de que, entre el centenar de cuerpos recuperados de una fosa común en La Pedraja (Burgos) se encontrara el de un maestro catalán que había trabajado en Bañuelos de Bureba, se implicó en el proyecto de recuperar el trabajo y el recuerdo del pedagogo. A finales de julio de 1936, justo después del inicio de la Guerra Civil, desapareció el maestro Antoni Benaiges, que había llegado sólo dos años antes a Bañuelos de Bureba dispuesto a aplicar, en su pequeña escuela rural, la técnica pedagógica Freinet, basada en el cooperativismo, el trabajo en equipo y un profundo respeto del maestro hacia sus alumnos.

Célestin Freinet, maestro francés de origen humilde, introdujo además el uso de la imprenta en la escuela. Esta iniciativa pedagógica puntera en la época la aplicó Benaiges con sus pequeños alumnos de Bañuelos de Bureba. Los niños y su maestro llegaron a editar diez cuadernos sobre diversas temáticas, como los zuecos, estampas del pueblo y el mar, que ninguno de sus alumnos conocía, unos cuadernos en los que los pequeños expresaron sus opiniones y sentimientos.

Poco antes de ser asesinado y enterrado en una fosa común en los montes de La Pedraja, Benaiges prometió a los niños que les llevaría a ver el mar en su pueblo natal, Mont-roig del Camp (Tarragona), en el verano del 36, una promesa que no pudo cumplir.

Durante años, el trabajo de Benaiges no se recordó en España, pero su obra no cayó en el olvido y uno de sus amigos, el también docente Patricio Redondo, siguió evocándolo durante muchos años en su exilio en México.

En concreto, Redondo ejerció en la escuela de San Andrés Tuxtla (Veracruz, México), donde todos los cuadernos que hicieron sus alumnos con la imprenta llevan el nombre de Freinet, el de José de Tapia -otro maestro del grupo de docentes que impulsó el mismo método en México- y el del propio Antoni Benaiges.