En un par de días liquida la gira "El mono espabilado" con tres conciertos en el Archipiélago, dos de los cuales tendrán lugar en el Búho Club de La Laguna. Luego, Pedro Guerra (1966) abrirá un capítulo profesional que está vinculado con las tres décadas que lleva en el mundo de la música. "30 años" sale a la venta el 9 de abril y tiene 54 temas", avanza de un triple CD en el que la gran mayoría de las canciones están grabadas en vivo. Su intención es presentar este material el 28 de junio en el VII Festival Musitemático de La Orotava.

¿Al volver la mirada al pasado se reconoce en el Pedro Guerra de 1983?

Es el mismo, pero el de hoy está mucho más pulido y, sobre todo, es un Pedro Guerra modelado por el paso del tiempo. Hay canciones que escribí con 14 años que nunca perderán su esencia.

¿Cómo están sus reservas de ilusión para continuar peleando en la escena musical nacional?

Las ilusiones son las mismas que tiene un chico que está empezando, pero ahora veo las cosas de otra manera. La motivación, el impulso y las ganas por hacer cosas nuevas siguen intactas...

¿Ha variado su mensaje?

No, eso no cambia nunca... en mi caso me mantengo fiel a mis ideas; mi mensaje es firme.

¿Le responsabiliza lo que la gente pueda esperar de sus letras?

Yo no sé lo que la gente espera de mí... Nunca me propuse hacer lo que el público esperaba de mí, sino hacer lo que yo creí que debía de hacer. Escribí mi primera canción a los 14 años y a partir de ahí hice letras que hablaban de temática personal, de las relaciones de pareja, de emociones humanas, de los problemas sociales... Hoy hablo del desempleo, del descrédito que los políticos tienen entre los ciudadanos y de los niños robados. Ese es mi trabajo y así lo entiendo yo. Es cierto que son días para ser reivindicativos, pero no tengo claro lo que la gente espera de mí.

¿Entiende que muchos ciudadanos vean a los músicos como elementos para la denuncia social?

Los músicos somos pequeños medios de comunicación, ya que en ocasiones incidimos en unos temas que llaman mucho la atención de los ciudadanos.

En anteriores entrevistas dio su opinión respecto a la degradación que estaba sufriendo el mundo de la cultura en España; ¿la actual situación es irreconocible?

No es fácil hablar de recortes en cultura cuando la educación está como está, con un sistema sanitario en crisis, con un desempleo tan brutal... Lo que ocurre es que cuando un músico no da conciertos, este no aparece en ninguna lista del paro. Con un IVA del 21% es imposible reactivar un sector que tiene en una situación límite a los músicos, a los actores, a los productores, a los empleados de un teatro o un cine... Yo no recuerdo haber vivido un ciclo tan feo.

¿Existe alguna fórmula milagrosa para reconducir este caos cultural?

Eso es algo que desconozco... Ojalá algún día podamos salir de esta situación, pero estoy seguro que será para no regresar al lugar en el que estábamos. Hay cosas que se debían haber gestionado de otra forma para evitar los daños irreparables que están causando. En esta crisis hay posicionamientos que alimentan la sospecha respecto a las verdaderas intenciones de las personas que únicamente entienden la política del recorte.

¿Se ha sacado de quicio lo ocurrido en la última gala de los Goya?

Un artista es artista, pero también es persona y, a su vez, es un ciudadano. Si te dan la oportunidad de hablar no es denunciable que lo utilices para contar las cosas que no se están haciendo bien... Si le das un minuto a un premiado, uno lo puede usar para saludar a su padre o para ser crítico. Pero eso no gusta. Al poder lo que le gusta es un ciudadano, sea artista o no, sumiso, callado y que no le cree problemas. Por eso, en cuanto una de estas voces críticas ocupa una tribuna la desacreditan automáticamente con cuestiones burdas y mentiras. Lo absurdo es caer en el debate de cuando no lo dices porque no lo cuentas y cuando lo dices porque lo cuentas. Al final, los mediocres siempre tienen un argumento para descalificar.

¿Este es un tiempo propicio para los valientes?

El concepto de valentía o cobardía es muy relativo, pero lo cierto es que si algún día apareces en un espacio público y cuentas lo que sientes tienes que estar preparado porque van a ir a por ti... Si la realidad ya es dura de por sí, mucho más lo será cuando hay gente que se preocupa por acometer una cacería que no tiene justificación.

¿Pedro Guerra se sintió señalado o "maltratado" en algún capítulo puntual de los que ha vivido en los últimos 30 años?

No sé si me han pasado factura o no, pero tengo claro que por el estilo de música que hago y por mis ideales lo tengo más complicado que otros. Acepto que algunos me hayan señalado por expresar mis ideas. Además, yo pertenezco al mundo de los cantautores y eso nunca se ha visto con muy buenos ojos en este país.

¿Esa batalla está perdida?

A los cantautores nos han colocado por sistema en un lugar muy cercano al antifranquismo; siempre nos pusieron a la izquierda y dejaron claro que nuestros días más gloriosos los vivimos en la lucha contra Franco. Solo con mencionar la palabra cantautor la mente de muchos ciudadanos viaja a un lugar muy concreto. Sé que algunas de mis frases han podido causar recelo, pero no sabría cifrar la cantidad de veces que me han perjudicado por contar lo que sentía. En cualquier caso, yo felicito a las personas que usaron el minuto que le dieron en la última gala de los Goyas para hablar de una realidad que nos está ahogando.

¿Son apreciables las diferencias en la canción de autor que se hacía en el instante en el que Pedro Guerra entró en escena musical y ahora que están llegando nuevos valores?

Este es un género que ha existido siempre y que se ha movido con mayor o menor fortuna para denunciar situaciones de abuso que ocurrieron durante el Régimen, en los primeros pasos de la democracia o en la década de los 90. Los cantautores ya nos hemos acostumbrado a vivir en un escenario en el que hay días donde parece que tu vida repunta y otros en los que caes en el mayor de los olvidos...