Sólo el 5 % de los profesionales de enfermería ha recibido formación específica en cuidados paliativos durante la carrera universitaria, según un estudio llevado a cabo en la Universidad de Navarra y que ha dado lugar a la publicación de un artículo en International Journal of Palliative Nursing.

Según destacan las profesoras de la Facultad de Enfermería María Arantzamendi y María Isabel Saracíbar, autoras del trabajo, "el 68 % de los encuestados considera que la formación recibida en esa etapa no les preparó para cuidar a pacientes en fase terminal", según una nota del centro universitario navarro.

El texto, en el que colaboran también profesoras de la Universidad de Southampton (Reino Unido), forma parte de un estudio para explorar el grado de preparación de las enfermeras y la repercusión que esa formación tiene en la atención prestada, sobre un total de 165 profesionales de seis hospitales navarros.

Los resultados derivados del mismo, que obtuvo un índice de respuesta del 65 %, apuntan que mientras que el 90 % de los encuestados afirmaba sentirse competente para el cuidado físico, el 35 % decía no estar preparado para proporcionar atención emocional a estos pacientes.

Esto concuerda con su percepción de la calidad del cuidado que prestan: el 88 % consideraba que el cuidado físico que reciben los pacientes es bueno o muy bueno, pero el 25 % opinaba que el cuidado psicológico proporcionado es pobre o muy pobre.

En opinión de Arantzamendi, "los datos coinciden con lo observado en el trabajo diario de las enfermeras: se prestan los cuidados básicos necesarios pero se evidencian pocas interacciones en las que se hable de lo que le importa al paciente".

Las mismas fuentes constatan que más de la mitad de las enfermeras quiere formación sobre cómo aconsejar al paciente, manejar preguntas difíciles o proporcionar apoyo emocional. En este sentido, el 65 % percibe a enfermeras como ellas como una fuente de apoyo importante, y solo el 31 % ve lo mismo en sus superiores.

Por todo ello, las autoras concluyen que "es difícil que las enfermeras inviertan en el cuidado emocional y psicológico de los pacientes en fase terminal, si no se sienten capacitadas para ello ni apoyadas por sus supervisores".