S eguimos con las falsedades políticas del presidente del Gobierno de Canarias. Nuestra portada de ayer, en la que mostrábamos a Paulino Rivero hablando en el Parlamento de sus proyectos de futuro (la teoría) y justo debajo la de un restaurante de anta Cruz que sirve comidas gratis a los parados (la realidad de estas Islas), ha desencadenado un aluvión de llamadas de ciudadanos indignados contra las promesas de alguien a quien la mayoría de los habitantes del Archipiélago ven como un político incapaz. Incluso han llegado a criticar nuestros lectores que publiquemos lo dicho por Rivero en la Cámara regional, ya que consideran sus palabras una tomadura de pelo a los casi 400.000 parados que hay en Canarias, así como a las 45.000 personas -según cifras de los sindicatos- que esperan una intervención quirúrgica. Ni en los países del tercer mundo se dan situaciones semejantes.

Coincidimos con nuestros lectores en que es incomprensible que el tirano todavía siga vivo, políticamente hablando. Porque mientras este déspota político vive bien -y vivirá mejor cuando tenga concluido el palacete que está terminando en El auzal-, muchos canarios dependen de la caridad de sus familiares y hasta de los restaurantes para comer al menos una vez al día, como los perros. Por si fuera poco, el tirano político anuncia que abrirá los colegios durante los meses de verano para que también los niños puedan comer. ¿Y el resto del año qué? ¿Dónde comen el resto del año? Comen igualmente en las escuelas, ya lo sabemos; lo trágico es que muchos de ellos no tienen posibilidad de hacerlo en los centros de enseñanza durante el curso. Ni siquiera pueden alimentarse en sus casas. Tienen que ir al colegio sin desayunar. Esto, lo reiteramos, es lo que ocurría en Biafra durante las peores hambrunas. Rivero y sus secuaces han convertido a Canarias en un país miserable y famélico.

¿Por qué coño seguimos tolerando a Paulino Rivero? ¿Por qué no han salido los sindicatos a la calle? Los responsables de la situación que padecen nuestras Islas son, por este orden, el Gobierno, los partidos que lo sustentan, los ayuntamientos de uno u otro color político y el Parlamento de Canarias, que es un antro no como institución en sí misma, ya que como tal es respetabilísimo, sino por las repetidas caras que tienen la desvergüenza de asomarse a los medios de comunicación desde los escaños de una Cámara inútil, ineficaz y desvergonzada. Una Cámara en la que sus miembros cobran sueldos y dietas en tiempos de hambruna por organizar comicadas como lo ha sido el debate sobre el estado de la nacionalidad. Ni un circo es capaz de presentar un espectáculo de payasos que supere al de las señorías que sientan sus posaderas en los sillones del Parlamento regional. También son responsables de la situación los sindicatos, las asociaciones de vecinos y otras fuerzas vivas que, con su pasividad, con su silencio, contribuyen a que Paulino Rivero se mantenga en la Presidencia del Gobierno autonómico y que permanezcan en sus puestos todos sus secuaces y compinches políticos.

En definitiva, Rivero, sus adeptos y su partido son los culpables de la hecatombe de este Archipiélago. Por eso nuestra primera página de ayer tuvo tanto éxito. ¿Cómo es posible que aparezca este hombre en el Parlamento haciendo promesas, cuando la realidad es que ha arruinado a todo el mundo menos a sus amigos? Por si fuera poco, Rivero gesticula con ademanes grandilocuentes desde la tribuna de oradores intentando imitar a los parlamentarios españoles que, a diferencia de él, sí saben hablar y exponer coherentemente sus ideas. Desde que Paulino Rivero abre la boca en Madrid, al igual que le ocurre a cualquier canario, evidencia su procedencia indígena. Cada vez que habla proclama que es un negrito pintado de blanco y vestido a la europea aunque, de la misma forma que el hábito no hace al monje, no por mucho traje deja de ser Rivero un nativo colonizado. Lo es él y lo somos todos los canarios mientras no recuperemos la libertad perdida y nos convirtamos en una nación soberana.

El hambre que hay en la calle supone un drama que EL DÍA no puede ocultar como sí lo hacen los periódicos subvencionados. No podemos callar ante la miseria, las muertes en las listas de espera y la emigración de nuestros jóvenes. ¿Llegará Coalición Canaria al año 2015 si no se desprende de Paulino Rivero y sus compinches políticos?