La Asociación de Familiares de Alumnos del Centro Ocupacional Naranjos de Luz (Afanluz), de Tacoronte, denuncia que quince discapacitados psíquicos e intelectuales que tienen su plaza en este centro municipal, con capacidad para 33 usuarios, están sin atención desde octubre de 2012, "cuando se terminó el dinero para financiar un turno de tarde que se puso en marcha en julio de ese año como solución temporal hasta que se aclarara el caso de las denuncias por malos tratos presentadas en julio de 2009".

Las familias que se niegan a que sus hijos coincidan en el centro ocupacional con los dos trabajadores denunciados por posibles malos tratos a alumnos discapacitados, aún están pendientes de juicio, vuelven a sentirse abandonadas por el Cabildo de Tenerife y el Ayuntamiento de Tacoronte.

Fuentes del Cabildo han señalado a EL DÍA que la solución a la enquistada situación de este centro "podría concretarse en pocas semanas", pero las familias desconfían de una promesa que escuchan desde hace cinco meses.

Antonio Afonso, de Afanluz, reconoce que a los afectados por este caso en Tacoronte se les pone "la carne de gallina" al leer noticias sobre presuntos malos tratos en el centro Triana, de Los Llanos de Aridane: "Hay similitudes enormes, pero también una gran diferencia: la reacción de las administraciones aquí y en La Palma".

Afonso lamenta esa diferencia de reacción ante denuncias tan graves: "En el caso Triana, el Cabildo palmero actuó de forma contundente, pero aquí hay 15 discapacitados en sus casas, sin atender, y dos trabajadores denunciados que continúan en sus puestos", con el beneplácito del Cabildo insular y el ayuntamiento.

"En octubre de 2012 nos prometieron que la gestión del centro se iba a encargar a una entidad externa, pero han pasado cinco meses y nuestros hijos siguen sin poder volver a Naranjos de Luz, donde los dos únicos trabajadores que quedan son los que están pendientes de juicio", lamenta.

Los dos trabajadores fueron apartados durante un año de sus puestos tras la denuncia del verano de 2009, archivada en primera instancia en mayo de 2010. Las familias recurrieron de inmediato a la Audiencia Provincial, pero el Ayuntamiento de Tacoronte reincorporó a los dos empleados en octubre de 2010 y no los apartó cuando la Audiencia reabrió el proceso judicial, en febrero de 2011.

Desde octubre de 2010 hasta julio de 2012, más de la mitad de las familias de los usuarios del centro (18 de 33) dejaron en casa a sus hijos para que no coincidieran con los denunciados. Estuvieron 20 meses sin atención, a la espera de un turno de tarde ideado para atender a los alumnos de las familias denunciantes y poder mantener a los trabajadores en sus puestos en horario de mañana. Esta solución contentó a todos, pero solo duró cuatro meses.

Ahora, las familias de quince discapacitados que tienen su plaza en Naranjos de Luz acumulan ya 25 meses sin recibir una atención a la que tienen derecho y que ni el Cabildo ni el ayuntamiento han sido capaces de armonizar con la presunción de inocencia y el derecho al trabajo de los dos denunciados.

Un caso aún pendiente de juicio por la vía penal

EL DÍA publicó en marzo de 2012 que la Fiscalía pedía para los dos trabajadores denunciados de Naranjos de Luz dos años de cárcel, la suspensión de empleo o cargo público durante dos años y una orden de alejamiento de tres años por un posible delito de maltrato habitual. El caso de Naranjos de Luz se continúa tramitando en el Juzgado de lo Penal número 8 de Santa Cruz. Solo queda pendiente la última revisión forense a una de las posibles víctimas. Unas pruebas que, según denuncia el abogado de los afectados, "incomprensiblemente no solicitó el Juzgado que instruyó la causa y quiso archivarla".

El abogado de las familias de estos discapacitados psíquicos e intelectuales espera que el juicio pueda comenzar en unos meses, "probablemente a finales de este año o principios de 2014". El juicio que permitirá esclarecer lo ocurrido en el Centro Naranjos de Luz llegará después de un calvario que dura ya casi cuatro años y que comenzó, como el caso Triana, con la denuncia de una madre.