El ajustado resultado electoral del domingo en Venezuela hacía prever una difícil digestión y una agudización de la ruptura del país en dos bandos que, por el balance que arrojan los primeros dos días posteriores, no solo se ha confirmado, sino que dibuja un imprevisible panorama futuro si se mantienen las posturas actuales.

Mientras el proclamado presidente, el chavista Nicolás Maduro, acusaba ayer al líder opositor, Henrique Capriles, de estar instigando un golpe de Estado por no aceptar los resultados, la alternativa tildaba de "ilegítima" la proclamación, en la noche del pasado lunes, del heredero de Hugo Chávez y le responsabilizaba de la paz.

Maduro critica que no se reconozca la voluntad de la mayoría, defiende el sistema electoral venezolano como "el mejor del mundo" y recalca que "la mayoría es la mayoría". "Quien pretenda vulnerar la mayoría, está intentando dar un golpe de Estado". "Si es por un voto que gano, la mayoría manda. Si no, ¿entonces para qué vamos a elecciones? La voluntad popular es invulnerable".

En su habitual lenguaje chavista, indicó que el "fascista" Capriles pretende "matar a la revolución" y entregar la "patria venezolana al imperio estadounidense". Según dijo, EEUU está detrás de los cortes eléctricos y de "intentar apagar el país 3 días", además de cortar el suministro de alimentos y de emprender "una guerra brutal".

Por su parte, Capriles ofreció ayer su disposición a dialogar con Maduro, para que se pueda resolver la "crisis" en el país tras los resultados de las elecciones del domingo y pidió a sus seguidores que no se movilicen hoy.

El líder opositor, que ha dicho que no reconocerá los resultados hasta que se haga un recuento de todos los votos, pidió que ese diálogo se haga de manera apegada "a la Constitución" y a las "leyes de la República", después de que desde el lunes se hayan registrado varios disturbios en el país.

Mientras, Caracas y otras ciudades venezolanas se han convertido desde última hora del pasado lunes en escenario de disturbios debido a las manifestaciones a favor y en contra de los resultados. La fiscal general venezolana, Luisa Ortega, cifró ayer en siete muertos y 61 heridos el balance de la violencia desatada tras la confirmación de la victoria del candidato oficialista Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales del domingo.

"De esos lesionados, quemaron viva a una persona, pretendían matarla quemándola", alertó. Posteriormente, Maduro aseguró en un acto público que fallecieron cinco personas. Las autoridades detuvieron a 135 personas por los disturbios, según Ortega.

Críticas a España

Maduro advierte al Gobierno español de que tiene que tener "cuidado" con sus declaraciones, tras las palabras del ministro de Asuntos Exteriores, José M. García-Margallo, sobre los resultados, y le insta a rectificar o Caracas "tomará medidas a todos los niveles". "Cuidado España. El Gobierno de España se mete con el digno pueblo de Venezuela. Respeten para que lo respeten. El pueblo de Venezuela ya se liberó. Somos el pueblo de Bolívar que derrotaron a las tropas del rey hace tiempo". También IU criticó al ministro por su declaración "claramente neocolonial".

Postura de la UE

La UE confió ayer en que las autoridades venezolanas competentes consideren "debidamente todos los recursos" electorales", y subrayó la importancia de que el resultado sea aceptado por todos. Así lo señaló la portavoz de Exteriores, Maja Kocijancic. Mientras, el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, que participó en la supervisión internacional de los comicios, espera que se proceda a un segundo recuento para "despejar dudas" sobre el "ajustado" resultado.

El presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, anunció en Twiter que solicitará una investigación penal contra Capriles por la ola de violencia. A su juicio, el líder opositor es el culpable de la ola de violencia. "Capriles, irresponsable, tú generaste todo esto. Fascista, me encargaré personalmente de que pagues por todo el daño que le estás haciendo a nuestra patria".