A través de los dibujos que él mismo realizó para crear los platos de El Bulli, el que fue el mejor restaurante del mundo, Ferrán Adrià revelará sus secretos mejor guardados del ADN de la cocina de vanguardia y su proceso creativo en una muestra que se inaugurará en enero de 2014 en Nueva York.

"Con esta exposición de dibujos explicaré a la gente que esto de crear no sale solo, sino que lleva detrás un proceso de trabajo", dijo el chef catalán, que se encuentra en Manhattan para asistir a la segunda subasta de la casa Sotheby''s en la que se venderá parte de los vinos de la bodega y algunos enseres de El Bulli, que cerró sus puertas en 2011, para recaudar fondos para la Fundación que lleva el mismo nombre.

Antes de la subasta, el cocinero explicó algunos de sus proyectos en la Gran Manzana y mostró gran entusiasmo ante esta exhibición de dibujos que se instalará el próximo año en el barrio del SoHo, y con la que pretende enseñar cómo preparaba los platos "que hacían feliz a la gente".

"La palabra felicidad últimamente la tenemos muy olvidada y es lo más importante. La comida tiene una fuerza brutal para crear la felicidad. En la cocina de El Bulli hacíamos feliz a la gente", afirmó.

Aunque por el momento no figura entre sus planes abrir un restaurante en la ciudad de los rascacielos, admitió que si su hermano Albert Adrià, "el jefe de los negocios, decide venir a Nueva York, yo lo acompañaré".

"Solo lo haríamos si aportara algo y si pudiera ser importante para ayudar y reforzar la gastronomía española", aseveró.

Pero cuando la mente del cocinero empieza a imaginar cómo conquistaría los paladares de la Gran Manzana, lo tiene claro: sería un restaurante "más informal" y donde "se impondrían las tapas contemporáneas".

Así, señaló que ahora hay otros grandes cocineros que ya lo están haciendo en Estados Unidos, como es el caso de José Andrés o Dani García, que acaba de abrir Manzanilla Spanish Brasserie, un restaurante con el que pretende traer las raíces andaluzas a la ciudad.

"Pero nosotros ya hemos tenido El Bulli, nuestro sitio soñado. Ya conseguimos todo lo que podíamos soñar", afirmó Adrià, quien aseguró no echar de menos los fogones porque su máxima prioridad es ahora el proyecto cultural de Fundación El Bulli.

El proyecto, que el chef pondrá en marcha a partir de 2015, contará con un restaurante que abrirá un mes al año, aunque "será otra historia".

Más allá de lo que fue El Bulli, Adrià explicó que será un centro experimental donde "lo importante será crear a creadores de platos", aunque no será una escuela, sino "un lugar de pensamiento".

Según afirmó, la Fundación es un proyecto "arriesgado que gusta mucho a Nueva York", y prueba de ello es que nada más pisar la ciudad, encontró muchos interesados en aportar su donación y participar en el proyecto.

Por eso y tras el éxito de la primera subasta organizada por Sotheby''s en Hong Kong el pasado 2 de abril, donde se recaudó 1,8 millones de dólares para la Fundación, las expectativas puestas en la puja de mañana son altas para el chef catalán.

En ella los coleccionistas podrán pujar por botellas firmadas y con el sello de El Bulli, la chaquetilla del cocinero que colecciona varias estrellas Michelín y otros enseres con los que Adrià elaboró las creaciones más innovadoras.

Los admiradores de la cocina de vanguardia también podrán pujar por un encuentro con el chef en Barcelona y que en la pasada subasta de Hong Kong alcanzó un precio de 25.000 dólares.

"Cenar conmigo no creo que sea lo más interesante, hay que verlo como una donación a la Fundación", aunque reconoció que "yo, una amante del fútbol, si pudiera cenar con Messi, seguramente pagaría lo que fuera".