El Centro Autonómico de Farmacovigilancia e Información Terapéutica de Canarias comunicó al Sistema Nacional de Farmacovigilancia durante 2012 un total de 1.032 casos de reacciones adversas, lo que supone un incremento del 2,7% respecto al año anterior. En concreto, nueve de cada diez casos fueron comunicados de forma directa por los profesionales sanitarios, mayoritariamente a través del sistema informático Drago con el que opera el Servicio Canario de Salud (SCS), de los que el 58% fueron diagnosticados como leves y poco menos de la mitad (42%) como graves, es decir, que suponían una amenaza vital o incluso un riesgo de discapacidad o invalidez persistente para el paciente o incluso que podrían causar alguna malformación congénita.

Así, del total de sospechas informadas durante el año pasado en Canarias, 140 fueron catalogadas como clínicamente relevantes, 105 requirieron ingreso hospitalario, 9 pusieron en riesgo la vida del paciente y 19 tuvieron consecuencia de muerte.

"Los niveles de gravedad se establecen en función del sistema de farmacovigilancia que rige en Europa y que establece una serie de indicadores comunes, pero en todo momento estamos hablando de sospechas de reacción adversa porque nunca se puede decir de forma espontánea que ese fármaco ha causado esa reacción. Lo que se hace es que se aplica un nivel de sospecha en función de un algoritmo interno de evaluación que se aplica y se observa si hay más o menos probabilidad de que haya sido el fármaco el causante del problema", explica Eduardo Fernández Quintana, uno de los técnicos con mayor experiencia de la red de farmacovigilancia del Archipiélago.

Pero ¿hasta qué punto se puede determinar si se trata de un problema causado por el medicamento o por un mal uso de este?

Fernández Quintana lo detalla. "Todos los casos se codifican para tener el máximo de información posible al respecto y generar comparaciones que lleven a establecer un patrón, aunque si se comprueba que el fallo está en la dosis se inscribe como error de medicación y así en los registros se incluye la posibilidad de que haya una mala interpretación de las indicaciones que hace el médico, el farmacéutico o incluso el propio producto sanitario".

Respecto a las reacciones adversas más frecuentes, según los datos recabados por el sistema de control de Canarias, seis de cada diez alertas se relaciones con trastornos gastrointestinales, daños en la piel y en el tejido subcutáneo, trastornos en el sistema nervioso, trastornos respiratorios y problemas psiquiátricos.

Las afecciones gastrointestinales son las más frecuentes, ya que suponen el 14,5% de los casos notificados. En su mayor parte las causan los fármacos antidiabéticos, sobre todo, los hipoglucémicos, pero también los analgésicos del tipo ibuprofeno y tramadol y entre sus efectos secundarios más comunes están vómitos, diarrea, dolor abdominal e incluso hemorragias.

En segundo lugar, con un 12,7% de los casos, se colocaron las reacciones dermatológicas causadas mayoritariamente por las penicilinas y algunos antivirales y que hace que los pacientes afectados presenten erupciones, prurito, urticaria, eritemas, dematitis e hiperhidrosis.

Finalmente, los fármacos que afectan al sistema nervioso -fundamentalmente antiepilépticas y algunas vacunas- supusieron el 12,23% de los casos detectados y causaron cefalea, mareo, temblores y en los casos más graves, convulsiones.

Los farmacéuticos sacan tarjeta amarilla

Cuando un paciente le traslada a su farmacéutico que ha tenido algún tipo de problema que no estaba previsto entre los posibles efectos secundarios de un medicamento, este lo notifica a través de las denominadas tarjetas amarillas. "A veces Sanidad nos pide que controlemos un producto en concreto para comprobar si genera reacciones adversas o no, pero lo cierto es que la mayor parte de los casos, o por lo menos los más graves, llegan directamente a los hospitales", explica el presidente del Colegio de Farmacéuticos de Santa Cruz de Tenerife, Guillermo Schwartz, que además detalla que es un sistema que pronto cambiará porque las notificaciones serán más sencillas.

Expertos nacionales se citan hoy en Tenerife

La Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, a través del Centro de Farmacovigilancia de la Comunidad Autónoma, y el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, a través de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, organizan las XII Jornadas de Farmacovigilancia bajo el lema "Transparencia y Sanidad 2.0", con el fin de mejorar la seguridad de los medicamentos y minimizar los riesgos asociados a su uso. Este certamen, que tiene una periodicidad anual y es de ámbito nacional, tendrá lugar en el Auditorio Adán Martín, en Santa Cruz de Tenerife, hoy y mañana y entre los ponentes destaca César Hernández de la Agencia Española del Medicamento, Alberto Duque de Novartis Farmacéutica o Miguel Muñoz de la Asociación Española de Comunicación en Salud.