Desde que en el año 1998, el presidente-comandante Hugo Rafael Chávez Frías fuese elegido democráticamente por su pueblo y, por primera vez, jefe de Estado o presidente de la República Bolivariana de Venezuela, el proceso revolucionario conducente a la construcción del socialismo del siglo XXI no ha parado en ese país y en otros del continente Latinoamericano.

Realizando un breve recorrido geográfico sobre la onda expansiva revolucionaria y bolivariana observada en dicho continente, tendríamos que citar a Brasil con Lula Da Silva y posteriormente a Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT); en Argentina, al fallecido Néstor Kirchner y a Cristina Fernández, del Partido Justicialista; en Ecuador a Rafael Correa, de Alianza País (AP); en Bolivia a Evo Morales, del Movimiento al Socialismo (MAS); en Uruguay a Tabaré Vázquez y José Mujica, del Frente Amplio (FA); en Perú a Ollanta Humala, del Partido Nacionalista Peruano (PNP); en Nicaragua a Daniel Ortega, con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN); y en El Salvador a Mauricio Funes, del Frente Farabundo Martín de Liberación Nacional (FMLN).

Como tenía que ser, y siguiendo el principio físico de los vasos comunicantes, esas revoluciones nacionales han convergido en transcendentales procesos de integración continental, como el ALBA (Alternativa Bolivariana para los pueblos de América), UNASUR (Unión de Naciones de América del Sur), MERCOSUR (Mercado Común del Sur), Banco del Sur, y CELAC (Comunidad de Estados Latino Americanos y Caribeños). Pero para mayor proyección internacional, esos foros de integración han propiciado otros intercontinentales como el ASA (América del Sur África), que ya ha celebrado tres cumbres, la primera en Nigeria (2006), la segunda en Venezuela (2009) y la tercera, en febrero de 2013, en Malabo (Guinea Ecuatorial).

Además, el alineamiento de esa América Latina revolucionaria con los países del emergente y ejerciente bloque de poder mundial llamado BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), más con la tan demonizada Irán por parte de los fachas capitalistas, nos permiten ver claramente que la confrontación planetaria entre ese nuevo eje político-económico y el viejo y caduco eje del mal constituido por Gringolandia y Eurolandia está en su plena efervescencia. Muchas son las guerras imperiales que seguiremos sufriendo en el proceso de decadencia en el que se encuentra irreversiblemente inmerso el imperio anglo-gringo-sionista, como la de los Balcanes, antigua Yugoslavia, Libia, Irak, Afganistán, Pakistán, Siria, Irán, Sudán, Chad y un largo etc.

Desde 1998 para acá, las revoluciones latinoamericanas han provocado otro fenómeno indirecto, el de la salida de cierto sector de la población hacia Espana(1) y Canarias, huyendo de los gobiernos progresistas, dado que son personas mayoritariamente con una ideología y pensamiento político de derecha y fascistoide. Como evidencia de tal orientación política derechista, basta indicar que en las elecciones presidenciales del 7 de octubre de 2012 en Venezuela, el 91,16% de los 2.423 votos válidos emitidos en Canarias, lo hicieron en contra del presidente electo Hugo Chávez, que ganó con el 55,07% en el conjunto de toda Venezuela y con una participación del 80,48%, que ya quisieran las pseudodemocracias burguesas europeas, incluida la espanola, para sí. Pero para más ahondamiento, en las más recientes elecciones presidenciales del 14 de abril en dicho país, el 94,43% de los votos emitidos desde Canarias lo hicieron contra el candidato revolucionario Nicolás Maduro.

El Estado espanol que coloniza Canarias desde el siglo XV ha descubierto en ese colectivo de inmigrantes latinoamericanos de derecha y fascistas una poderosa fuerza aliada y colaboradora en el mantenimiento de su régimen colonial en las islas. La ausencia absoluta de control en la entrada a los aeropuertos canarios que la metrópoli impone a las islas, más el total descontrol en cuanto al seguimiento de la permanencia de los inmigrantes latinoamericanos en las islas ha hecho de ese colectivo poblacional, de facto, un grupo de inmigrantes como los pertenecientes a la UE con pleno derecho a libre circulación y residencia en Canarias.

Vicios, malas costumbres y prácticas corruptas son las que han traído a Canarias esos inmigrantes latinoamericanos. Pero sospecho que, si no cambian de ideología, en sus respectivos países no serán jamás queridos ni aceptados ni bien recibidos, pues es bien conocido que se les llama "gusanos" o "escuálidos", por su comportamiento tan negativo y antipatriótico.

(1) Nota del autor: en el presente artículo la letrita ñ de España ha sido sustituida por la n, en un acto de rebeldía lingüística contra ese Estado europeo colonizador, que niega al pueblo canario su derecho humano a la independencia y descolonización.

*Profesor titular de la Facultad de

Psicología. Coordinador del grupo de investigación PSYPOLCA (Psicología Política de Canarias). Univ. La Laguna