Utilizando este vocablo tan canario, que todos conocemos, califico las medidas que el Gobierno de Canarias pone en uso, una y otra vez, para no se sabe qué logros, que sorprende a propios y extraños. Es un juego mantenido de tira y afloja, de darte por aquí para quitarte por allá, en un intento de dejar pasar el tiempo y acostumbrar al personal a recortes, rebajas, limitaciones y restricciones de servicios sanitarios cada vez más necesarios para todos.

Además de los brutales recortes -de brutos, me refiero, porque no se entiende lo contrario- que nos aplica el prepotente y soberbio gobierno de Rajoy, que no cede en sus aplicaciones insostenibles ni cambia en su política restrictiva que le dictan desde Bruselas y que sufrimos los habitantes, porque volver a recortar en sanidad y en personas dependientes una cantidad obscena de 2.000 millones de euros, es algo inaudito que estoy convencido no soportaremos a menos que sigan muriendo los enfermos y los discapacitados, mucho más de lo que ahora pasa, cosa que parece traérsela a la bartola a don Mariano y sus adlátere ministros, este pobre país está abocado a una situación de estallido social, tras el cual vendrán los llantos y crujidos de dientes, Dios no lo quiera.

Pues además de esto a nivel nacional, aquí, en Canarias, el gobierno CC-PSOE sigue haciendo de las suyas. No se conforma con jubilar -ilegalmente por lo que parece- a cientos de médicos y sanitarios que reclaman indemnizaciones, ya advertidas por los servicios jurídicos que aconsejan a sus señorías, dejando desabastecida la sanidad pública en muchos centros y hospitales, porque no olvidemos que ya hace más de un mes fueron puestos de patitas en la calle 149 facultativos, y que esas plazas no han sido cubiertas, motivo por el que han disminuido las prestaciones en consultas, pruebas o intervenciones, sino que, ahora, resta 44 plazas que estaban destinadas a la sanidad para contrataciones de restitución y que, junto con 35 más destinadas a la administración general, son sumadas a las plazas para las oposiciones docentes. ¡Qué lumbreras de políticos! Quito de aquí y pongo por allá; visto a un santo y desnudo a otro. Y así voy pasando un día, un mes un año y otro, hasta acabar la legislatura, que ya queda menos.

¿Y por qué no, a la vez, quitan algunos puestitos de asesores, de enchufados en las consejerías o en la administración pública, o rebajan las inversiones en esas televisiones y radios autonómicas que poco falta nos hace, o ir olvidando a esa policía, que pocas funciones realiza, para mantener los servicios imprescindibles que demandan los ciudadanos con sus enfermedades, con sus listas de espera, con sus ancianos discapacitados, con los niños que no comen en sus hogares, con el paro insostenible que soportan...? ¿ Pero en qué país vivimos?

Y luego desde alguna consejería del Gobierno canario, del PSOE, se extrañan de que se le quiera montar una huelga general al Gobierno de Canarias, porque dice que ellos no son responsables de nada. ¡A mí que me registren!

Pero, mientras, dicen que no tocarán una reforma electoral porque no la consideran prioritaria con esto de la crisis en plena vigencia, y así mantenemos unos añitos más nuestras poltronas.

Entramos ya en un estado esquizofrénico de dirigir de nuestros políticos. Ya no existen prioridades, todo cabe. Más mentiras una y otra vez; falsedades, engaños, cambios erráticos de rumbo, improvisaciones, chafalmejadas... Ahora jubilo a unos y a otros no, en referencia a los profesores vinculados de niversidad, pues dice la directora de Recursos Humanos del Servicio Canario de Salud que estos médicos vinculados son intocables hasta los 70 años de edad porque dependen del Ministerio de Educación, olvidando, ¿adrede?, que son sanitarios con ejercicio asistencial en el Servicio Canario de Salud. ¡Qué bonita justicia aplican! Jubilan forzosamente a unos y a otros no. na buena muestra de igualdad y equidad en la aplicación de las leyes, lo que condicionará, seguramente, nuevas denuncias judiciales.

Mientras, les abren las puertas a los inversores americanos para que hagan negocio en la sanidad privada montando un hospital en el sur de Gran Canaria y aquí están paralizadas las obras de centros sanitarios y hospitales en todas las islas en aplicación de un plan de infraestructuras sanitarias detenido y olvidado. ¡Que viva la privatización! Y si alguien da mucho la lata, pues a la calle, como la gerente del Materno Insular, que no queremos sino marionetas que nos bailen el compás marcado.

Nuestra sanidad está próxima al colapso. A ver qué hacen los políticos, pero, sobre todo, a ver qué hacemos los ciudadanos.

*Médico. Intersindical Canaria