Pues va a ser que no. Podíamos leer en este periódico, el día 16 de los corrientes, lo que acontece en el PSC-PSOE de Tacoronte. El que fue secretario general de aquella agrupación hasta las postrimerías del año 2012, y concejal que es en el ayuntamiento de aquella localidad desde las elecciones de 2011, dice que se enteró por la prensa de la decisión de la ejecutiva local de expulsarlo del Grupo Municipal Socialista, de abrirle un expediente disciplinario y denunciarlo ante la Fiscalía Provincial por presuntas injurias.

Don Carlos Medina, que así se llama este todavía concejal y todavía militante del partido (destrozo, que digo yo) decía también: "No sé nada oficialmente (...) pero mi intención es seguir militando en el PSC y conservar mi acta de concejal hasta el final del mandato. No voy a renunciar a eso. Si me echan del partido, sin estar imputado en nada, creo que va a ser un caso único".

Pues no, Carlos. No serías un caso único. Al menos aquí, en esta isla, seríamos dos. Eso sí, con una diferencia de 28 años. O sea que cuando a mí me expulsó doña Carmen García Bloise (q.e.p.d.) -por tratar de debatir el devenir del PSOE y de su democracia interna- sin hacer mención a esto ni a nada, tú debías de vestir pantalón corto.

Hubo un tiempo en que este partido, del que luego tú has sido secretario general en una de sus agrupaciones, fue una cosa seria. Al menos desde mi criterio y percepción. Fue tras llegar al poder con mayoría absoluta en 1982 cuando aquella seriedad empezó a desvirtuarse. Y es que venía a tomar carta de naturaleza aquello de que "el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente". Y donde decíamos que "no" (OTAN), luego había que decir "sí" por mandato imperativo de la cúpula (Felipe González Márquez). Y el que se movía no salía en la foto. O se caía de ella. Era cuestión de "disciplina", en el mismo sentido que la practicaba Franco. Se imponía, supongo que se sigue imponiendo, el ordeno y mando. O sea, que aquello de la democracia interna no pasaba de ser una parte del texto del artículo 6 de la Constitución. Y nada más, como tantos otros textos del artículado de la Constitución: florituras retóricas, a juzgar por el grado de incumplimiento.

Si se han propuesto echarte, lo harán. Cualquier excusa servirá para "agotar" el procedimiento. Y si no, también. Tengo vivida la experiencia. Harás bien en conservar tu acta de concejal, para hacer buen uso de ella, pues que es nominativa y fuiste tú quien se vio en la necesidad de hacer juramento o promesa ante la Constitución.