Espido Freire tiene las ideas muy claras, igual que su literatura que la llevó a conseguir el Premio Planeta con tan solo veinticinco años. Apuesta por la implicación "de todos" en la cultura y lanza una reflexión crítica sobre la crisis actual y la situación de los escritores en España.

Desde su experiencia de quince años como autónoma y siete años como empresaria cultural, Espido Freire (Bilbao, 1974) pide en una entrevista con una "cultura rentable pero no subvencionada".

La escritora bilbaína, que estos días participa en Ceuta en la Feria del Libro, opina que "hace falta que funcionen una serie de mecanismos en la Administración Pública, que debe estar involucrada porque debe haber un apoyo decidido por parte de las instituciones que pueden intervenir", como "diputaciones o ayuntamientos".

"No pueden desaparecer bibliotecas, no puede haber una falta de fondos en museos o galerías públicas y un montón de cosas más. Yo no he tenido nunca una subvención y emprendí un camino de espinas, pero es una necesidad global del sector", se posiciona.

En plena divulgación de su ensayo "Los malos del cuento", en el que reflexiona sobre la existencia de personas tóxicas, comenta que los derechos que reciben los autores "son bajos" y que además la promoción de las obras es "gratuita", por lo que considera que ya no pueden hacer más "sacrificios".

La escritora pide más implicación en general. "Los escritores somos mascarón de proa de alguna de las reclamaciones que quizás no deberían ser exclusivamente patrimonio nuestro sino integradas por los propios editores y los libreros", señala.

¿Qué momento vive la literatura en España?. Una pregunta que para Espido Freire tiene dos vertientes: "El nivel de calidad -apunta- no es malo, podemos ser muy catastrofistas y decir que no ha habido un Shakespeare pero tampoco lo hubo en cinco siglos. Sin embargo la parte de apoyo gubernamental y privado está siendo nefasta".

Sobre esta segunda parte dice que: "nos encontramos con el IVA, una falta de promoción y una falta de interés extremadamente desalentadora desde esferas más altas que podrían ayudar mucho".

La bilbaína, que está afincada en Madrid, espera una mayor unión de los escritores. "Somos muy dispersos y diversos, lo cual no quita para que haya enlaces, uniones o amistades pero es un oficio que se lleva a cabo en solitario y que carece, en ocasiones, de una unidad global, por lo que a veces la unidad que se entabla entre nosotros tiene más que ver con lo ideológico que con lo puramente literario".

En su opinión, "nos encontramos en momentos difíciles que son momentos de reto, las cosas están mal pero antes quizás no estuvieran tan bien como las idealizamos y ahora quizás no están tan mal como nos intentan convencer de ello, por lo que vivir el presente es una buena forma de enfrentarse a los problemas pero pensar cómo solventar el problema es todavía mejor".