Miguel Narros, actor, figurinista, escenógrafo y director teatral fallecido ayer en Madrid a los 84 años, contemplaba el teatro como "un ser vivo", en el que sus protagonistas debían volcar sus "vidas, sangre, talento y emociones", y por tanto un espacio "tan importante como un hospital".

Narros, uno de los profesionales más relevantes de las artes escénicas en España, habló en numerosas ocasiones sobre una especialidad sobre la que no le gustaba que le considerasen "maestro", porque era como situarle en la vejez, y pensaba que el talante de la juventud es lo que le daba al teatro esos momentos "fecundos", en los que la "intuición puede más que la sabiduría".

Con esa vitalidad afrontaba el montaje de los grandes clásicos: de Shakespeare ("Macbeth", "Rey Lear") a Pirandello ("Seis personajes en busca de autor"), pasando por Lope de Vega ("El caballero de Olmedo") y Calderón ("El gran mercado del mundo") y llegando a García Lorca, con "Yerma", uno de sus últimos trabajos.

El teatro, explicaba, "es siempre el teatro, una sala con cuatro dimensiones, pero se pueden utilizar de todas las formas. Es como un ser vivo". Ya en 1997 consideraba "injustos" los recortes en los presupuestos de Cultura y aseguraba que el teatro es tan importante como un hospital "porque no basta con salvar el cuerpo, también es necesario salvar al hombre del bombardeo de la televisión".

Su muerte provocó ayer un aluvión de reacciones, principalmente en el ámbito profesional al que pertenecía.

Así, la Sociedad de Gestión de Autores y Editores (SGAE) lamentó la muerte del que era su socio desde 1958 y que fue galardonado con el Premio Max de Honor en 2009.

En la red social Twitter también se hicieron eco de su muerte actores como Javier Cámara, que recordó cómo empezó de figurante con Miguel Narros en "El Caballero de Olmedo". "Los principios se marcan a fuego. Lecciones Sabias...! Adiós maestro", ha escrito Cámara.

También Toni Cantó, diputado de UPyD y actor, señala que el teatro español lleva luto por "un grande" con el que, añade, "tuve la suerte de trabajar".

Conmovida y triste, Helena Pimenta, directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC), calificó a Narros como un "amigo y maestro", mientras que el dramaturgo Antonio Gala se refirió a él como un ser "honesto y afectuoso, recto y muy humano".

El actor Emilio Gutiérrez Caba resumió el sentir de la mayoría de profesionales que trabajaron a las órdenes del director fallecido. Con él se va, dijo, "un núcleo importante de la cultura española".