Después de la "tormenta" de emociones vividas desde la madrugada hasta cerca de la medianoche del sábado, llegó la calma. Para unos, tiempos para recuperarse de la caminata de más de 28 kilómetros; para otro, un momento de calma para encontrarse con la Madre Amada, que, después de cuatro años, volvía en su Bajada a la parroquia de La Concepción, en la capital herreña de Valverde.

La celebración religiosa solemne del día tuvo lugar a las 20:00 horas, presidida por el secretario de la Nunciatura en España, vinculado por sus raíces familiares a la Isla del Meridiano, lo que quedó de manifiesto en su predicación.

Desde la mañana, centenares de herreños, e hijos de la tierra que volvieron casa, para rendir culto a la Madre Amada. Acostumbrados a verla en su caminar del sábado en un baldaquino de madera, que parecía acotar más aún si cabe su tamaño, muchos quedaron sorprendidos con su esplendor, vestida ayer para la ocasión con blanco y oro con el traje tal vez más antiguo que tiene y ya presidiendo la iglesia desde unas andas de plata que se reservan en exclusiva para cada Bajada. "¡Parece más grande!", comentaban muchos fieles; algunos reconocían que no habían vuelto a pisar el templo desde la última visita mariana.