El verano pone en evidencia, aún más si cabe, el problema de la sudoración excesiva. La hiperhidrosis consiste en un exceso en la sudoración que impide la vida normal en los pacientes.

Los dermatólogos recomiendan a las personas afectadas a someterse a tratamiento cuando el problema comienza a afectar a su vida laboral y personal.

El doctor Néstor Santana, dermatólogo de la Clínica Dermatológica Ivalia -centro especializado en esta patología- explica además que existen dos tipos de hiperhidrosis.

La primaria, que no tiene ninguna causa conocida y es la más frecuente, y la secundaria. Esta última es la que debemos descartar, ya que puede tener un origen farmacológico, infeccioso o endocrino, entre otros" y explica que la hiperhidrosis se grada en 4 "escalones". Los 3 y 4 son los que afectan a la vida personal y laboral".

"Se trata de una enfermedad relativamente frecuente, que afecta al 3% de la población" y añade que "el sudor es algo normal que ayuda a regular la temperatura corporal y a eliminar toxinas, pero este sudor se vuelve un problema cuando se incrementa y se hace constante. Las manos, axilas y espalda son las zonas más propensas a experimentar este exceso de sudor".

En algunos casos el paciente "puede perder su empleo, sobre todo si se trata de un puesto de atención al público".

El tratamiento de la hipersudoración debe ser escalonado. "En primer lugar debemos acudir al más sencillo, en este caso hablamos de agentes tópicos. El uso de cremas puede favorecer al disminución del conducto desde el que se secreta el sudor".

En caso de que este método no sea suficiente "podemos usar la iontoforesis. Se trata de una técnica por la que se aplica una corriente eléctrica a través de un medio líquido que hace que disminuya el calibre del conducto excretor para disminuir la cantidad de sudor que sale al exterior. Este método ofrece buenos resultados y tan solo hay que hacer un desembolso inicial para comprar el aparato que se usa en el domicilio", indica el doctor Santana.

Otro de los tratamientos es el farmacológico. "El médico receta unas pastillas que actúan a través del sistema nervioso. Se secreta menos sudor al disminuir los impulsos nerviosos que lo provocan. Este sistema exige mantener una constante revisión, dado que afecta también a otros órganos y ocasiona, entre otras consecuencias, retención urinaria".

Otras técnicas son la quirúrgica y el bótox. La primera de ellas consiste en "quemar un ganglio que lleva fibras nerviosas a las glándulas sudoríparas en palmas y axilas".

Aunque la que mejor resultados aporta es la realizada con láser, ya que está indicada para las axilas, es mínimamente invasiva y trata con calor la zona afecta, reduciendo el número de glándulas del sudor y con resultados con una efectividad de hasta el 97%.

"El láser se introduce con una pequeña incisión y es bastante efectivo. En solo 45 minutos el 80% de los pacientes ven una disminución del sudor en los 2 o 3 días posteriores a la intervención. Al medir el sudor de los pacientes hemos constatado que este disminuye en un 97% de los casos en los tres primeros meses", confirma el doctor Néstor Santana, dermatólogo de la Clínica Dermatológica Ivalia.

Esta técnica suele traer consigo una complicación importante, la hipersudoración refleja.

El paciente deja de sudar por la zona afectada, pero los impulsos se derivan a otras zonas del cuerpo, ocasionando sudoración excesiva en estos otros lugares".

En la segunda técnica, la aplicación de bótox logra disminuir la producción de sudor, aunque tienen como hándicap que se tiene que repetir el tratamiento cada 6 meses y no es económico.

Esta nueva técnica indicada para las axilas es mínimamente invasiva y trata con calor la zona afecta, reduciendo el número de glándulas del sudor.

Los especialistas señalan que se trata de una enfermedad relativamente frecuente que afecta al tres por ciento de la población cuando el sudor se hace constante.