Tan cerca, tan parecida, tan atractiva y, sin embargo, aún demasiado desconocida para muchos canarios. La isla portuguesa de Madeira aún conserva el encanto de los lugares turísticos que no han sucumbido del todo al desarrollismo. Sí, hay zonas hoteleras similares a las de Canarias y el Mediterráneo peninsular, pero la propia capital (Funchal), ubicada en el Sur, presenta más verde y un urbanismo poco desmesurado (un máximo de tres alturas con casas en su mayoría blancas) que te hace dudar de si realmente estás en una comarca sureña y en un sitio turístico.

Por supuesto, en esa sensación resulta clave el hecho de que se trate del lugar con la mayor reserva de laurisilva de Europa, mancha verde espectacular y frondosa que te transporta inmediatamente a Garajonay y a otros montes canarios, por no evocar el terciario. Este tesoro selvático compensa en gran medida la carencia de playas, si bien el mar plato característico del verano permite los baños en infinidad de zonas del litoral.

Con el objetivo de difundir los encantos de una Isla y un Archipiélago (incluye también la perla llamada Porto Santo y las pequeñas islas "desérticas"), el departamento de Turismo de Madeira invitó recientemente a diversos medios de Canarias para que conocieran una oferta turística que siempre ha atraído más a personas mayores que buscan descanso, paz y naturaleza, pero que ahora se intenta ampliar con atractivos para jóvenes aprovechando precisamente los recursos paisajísticos y las actividades de aventura y ocio (como el avistamiento de delfines, aunque aconsejamos no soltarse de la cuerda de la lancha para nadar junto a ellos).

Una iniciativa desarrollada en perfecta armonía con la compañía BinterCanarias, que ofrece una línea directa desde Gran Canaria y Tenerife que, en poco más de una hora, conecta dos auténticos paraísos dignos de ser conocidos, disfrutados y repetidos. Una línea aérea que ha cobrado mayor relevancia en los últimos años tras desaparecer la que ofrecía por mar la compañía Armas, lo que convierte los billetes de Binter en una tentación.

A tenor de lo mostrado, el visitante puede disfrutar de alojamientos variados y de una Isla marcada por el verde, con buenas comunicaciones y pistas de tierra en plena laurisilva más adecuadas para excursiones programadas o potenciales. Por supuesto, la gastronomía es digna de Portugal y destacan los pescados, aunque la oferta en la capital y en otros puntos puede satisfacer los gustos más divergentes.

En una Isla con 260.000 habitantes y 800.000 visitantes en 2012 (según las cifras oficiales, aunque los turistas que escapan a ese registro elevan el número a un millón y medio), la capital sirve de referente administrativo, económico, social y hotelero (como el Pestana Park, junto al único casino, hotel de 5 estrellas en el que se hospedó la expedición canaria).

Con sus célebres y extendidos teleféricos, que llevan de la costa al atractivo monte en escasos minutos, el puerto, el casco histórico y sus famosas puertas pintadas (lugar de mayor marcha juvenil, aunque los pubs cierran escrupulosamente a las 2:00 y apenas queda el Casino y su Copacabana hasta las 4:00), Funchal reúne múltiples motivos para pasar bastantes días. Los históricos castillos de los tiempos de corsarios, el mercado y los museos del vino míticos (como el de Blandys) sazonan una ciudad que merece tanto la pena como la infinita laurisilva y las poblaciones, mucho más dispersas, del Norte, como Santana.

Si lo suyo es la paz en medio de un verde legendario, solo ha de pasarse por Binter y soñar con Maderia.

Porto Santo. Una de las excursiones más recomendables desde Madeira por mar tiene como destino (en poco más de dos horas) la impresionante isla de Porto Santo, autosuficiente energéticamente con placas solares y molinos y con una increíble playa de arena rubia (foto), muy limpia y mar caribeño en verano. Una verdadera joya con sabor a sal.

otros puntosde interés

"Carreiros" a fuego. Uno de los míticos atractivos turísticos de Funchal consiste en las bajadas desde el monte en carros de madera (reminiscencia icodense) que, desde hace un siglo, dirigen los "carreiros" por vías muy pulidas y de gran pendiente.

A vista de teleférico. Buena parte de la vertiente sureña se puede disfrutar y fotografiar desde los muchos teleféricos que enlazan el mar con el monte. Un transporte muy usado y que forma parte ya de la trama urbanística de la Isla.

Pajares en el Norte. La expedición organizada llevó a los periodistas a la población norteña de Santana, donde se asientan diversos ejemplos de casas pajizas que, como los pajares tinerfeños, sirvieron de hogar en tiempos más duros.

Folclore muy familiar. Esa visita al precioso Norte se vio aderezada con una romería en Santana no anunciada a los periodistas y que permitió comprobar las grandes similitudes con los trajes, instrumentos y costumbres canarias.